“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34).
Como hablamos en los últimos tres devocionales, Jesús vivía concentrado en la razón por la que estaba aquí.
No perdía el tiempo.
¡Que ejemplo!
Veamos algunos consejos prácticos más que nos pueden ser útiles al respecto:
- Ve paso a paso, cada día. Avanzando diligente y disciplinadamente.
Y por nada, por nada, POR NADA…. rompas con algo que decidiste hacer.
- Ve corrigiendo tu forma de trabajar con la agenda semana tras semana.
Puede que durante el correr de las semanas te des cuenta que algo que planeaste y agendaste para el año sea mejor hacerlo en otro horario o no hacerlo. Dios te guiará (Proverbios 16:9).
Pero que no sea por vagancia, indisciplina o porque el desorden y preocupaciones te llevan por delante como un huracán.
Tu vida no puede ser un estar siendo empujado por los problemas y las circunstancias. Tú debes estar al control fortalecido en la gracia de Dios (2 Timoteo 2:1).
“Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza” (Proverbios 21:5).
Si quieres corregir errores de negligencia e indisciplina, tenlo claro, esto no sucederá si no hay una mejor planeación.
“El alma del perezoso desea, y no alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada” (Proverbios 13:4).
¡Que el Señor nos guíe en todo y nos de la gracia para vivir y dar fruto para Su gloria! (Juan 15:8).
Luis Rodas
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