UNA COSA. Primeros pensamientos del día.


"Una cosa he demandado a Jehová,
ésta buscaré;
que esté yo en la casa de Jehová
todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura de Jehová,
y para inquirir en su templo"
(Salmo 27:4)

Aunque permitido por Dios para bien, también las adversidades y los enemigos pueden causarnos daño de muchas maneras, pero hay algo en lo que David, en este salmo, está preocupado preponderamente: cuando las aflicciones llegan suelen distraer nuestra mirada de la admiración, deleite, adoración y sed de Dios.

Se "juntaron malignos, angustiadores y enemigos para comer sus carnes" (27:2), "un ejército" (27:3) de "testigos falsos" que "respiran crueldad" (27:12) y "contra él se levanta en guerra" (27:3), y cuando esto sucede, muchas veces uno termina enfocándose por completo en qué dice y hace el enemigo, cuál es la gravedad de lo que estamos atravesando, en cómo encontrar soluciones, en cuál será nuestro futuro. Así las dudas, el temor, la preocupación, puede que hasta el resentimiento y la amargura, el desánimo y la queja, ahora ocupan nuestra mente. Y de pronto, nos damos cuenta que pasó el tiempo y en el proceso perdimos nuestro tesoro más valioso: el caminar dulce y poderosamente en comunión intima con Dios.

David sabe que tendrá que esforzarse y salir a la guerra (27:14), pero está preocupado por algo vital: no quiere perder en el proceso lo que considera es lo más importante de su vida: "Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo" (27:4).
¿Qué tiene que ver esto con un salmo donde habla de enemigos que atacan (27:12), y un clamor por ayuda (27:9)?

El centra su clamor en aquello que es la preocupación, meta, búsqueda central de su vida. El utiliza un término muy importante en este salmo: "una cosa he demandado" (27:4).
Peter Craigie explica que "esta expresión no tiene paralelos entre los dichos numéricos bíblicos" ("Word Biblical Commentary. Psalms"). Este es un pedido con una centralidad muy marcada. El está centrado en "una cosa".

Hermanos, todos los días salimos a una batalla, a veces intensa y difícil, y no debemos evadirla cobardemente. Pero, como David, nuestro principal foco debe estar puesto en "una cosa": no perder en el proceso nuestro caminar en comunión intima con Dios. 
Así:
1- en vez de "desmayar" (27:13), lucharemos en plena consciencia de Dios como nuestra "luz y salvación" (27:1).
2- en medio de toda guerra nos encontraremos "escondidos en su tabernáculo... ocultados en lo reservado de su morada, puestos en alto sobre una roca" (27:5), guardados en la más inexpugnable "fortaleza" (27:1).
3- EL responderá nuestro clamor y "levantará nuestra cabeza sobre todo enemigo que nos rodea" (27:6).
4- y en la victoria, cuando se manifieste "la bondad de Jehová" (27:13), nuestro corazón, más que salir resentido y endurecido luego de las dificultades enfrentadas, "sacrificará en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantará y entonará alabanzas a Jehová" (27:6).

¡Está claro, "una cosa" es absolutamente vital!





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