Seguimos hoy viendo una práctica que nos puede ayudar mucho.
LOS PRIMEROS PENSAMIENTOS DEL DÍA.
Al analizar el primer versículo que leímos (Salmo 119:147: “Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu Palabra”), veremos que en el contexto el salmista se acercaba a Dios de mañana para ser ayudado ante sus enemigos (dos versículos después habla de los que lo persiguen).
Tal vez te levantes muchas mañanas sin tener a alguna persona física que te persiga literalmente.
Pero cada mañana te levantas, sin duda, ante muchísimos enemigos como las dudas, la falta de disciplina, las tentaciones sexuales, los pensamientos mundanos, la codicia, los temores, el mal humor, el orgullo, etc, etc…
Como escribió John Bunyan: “Cree que, tan cierto como que estás en los caminos de Dios, encontrarás tentaciones.
Por tanto, espéralas desde el primer día de tu entrada en la congregación de Cristo” (“La Oración”. Pag. 57,58).
Enemigos que al no buscar a Dios y fortalecernos en Dios, nos vencen muchas veces. Y que al ser vencidos, decimos: “bueno, es que soy débil”.
Lo extraño no es que seamos débiles ante esos enemigos. Lo extraño y decisivo es que no nos fortalecemos en Dios ante esos enemigos:
Salmo 60:11,12 "Danos socorro contra el enemigo,
Porque vana es la ayuda de los hombres.
En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos".
Y después decimos: “es que no puedo”.
Mientras Dios nos llamó a hacer proezas ante nuestros enemigos. Proezas que nunca serán hechas si no nos fortalecemos CADA DÍA en Dios.
“Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10)
“Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13).
Mira la promesa de Dios:
2 Pedro 2:9 "Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio".
Pero un consejo: no ores oraciones vacías, sin creer. No solo Santiago 1:6,7 dice que “no recibirás cosa alguna del Señor”, sino que en vez de fortalecerte en Dios, te vas a hacer un daño muy grande.
Al hacer “vanas repeticiones” como dijo Jesús (Mateo 6:7), lo único que vas a hacer es alimentar tu orgullo espiritual o volverte más incrédulo en tu corazón.
Te sucederá lo que dice el Salmo 127:2: “Por demás es que os levantáis de madrugada, y vayáis tarde a reposar”. Será una práctica vacía si no te tomas el tiempo antes de pensar lo que vas a pedir.
Para esto también es muy necesario pensar antes de orar: “¿Realmente creo que necesito la ayuda de Dios en esto. O sólo lo voy a hacer porque se que lo tengo que hacer?”
Antes de orar es muy bueno pensar en las diferentes posibilidades y ver que “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Salmo 127:1).
¿De qué sirve orar si creemos que lo podemos hacer nosotros, pero hacerlo por el simple hecho de que sabemos que debemos hacerlo?
Esas son “vanas repeticiones”.
Al orar y luego, al terminar, darnos la vuelta con toda la preocupación encima, actuamos como la gente de este mundo:
Job 21:15 “¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?".
Antes de orar, piensa. Y ora sólo luego de que en tu corazón hay una petición a Dios genuina:
Salmo 145:18 "Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
A todos los que le invocan de veras".
Ora de tal manera que cuando Dios responda tu conciencia sepa ciertísimamente que le debes eso al Dios al que oraste. Y que eso te lleve a encontrar más gozo en Dios y a amarlo más:
Salmo 116:1 "Amo a Jehová, pues ha oído
Mi voz y mis súplicas.
Y esto lo alienta más a poner todas sus cargas en Dios:
Salmo 116:2 "Porque ha inclinado a mí su oído;
Por tanto, le invocaré en todos mis días".
Si oras por todo, creyendo y esperando la respuesta, al verlo te deleitarás en las grandezas de Dios a cada paso.
Ora y espera resultados: Thomas Goodwin: “Si usamos un medio, y no esperamos el fin, tácitamente decimos que dicho medio no sirve para alcanzar aquel fin” (“La Oración”. Pag. 64).
Salmo 62:8 “Esperad en EL en todo tiempo, o h pueblos; derramad delante de EL vuestro corazón”.
Luis Rodas
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Etiquetas:
La comunión íntima con Dios
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