“Salva, oh Jehová”
(Salmo 12:1)
La situación de David no es exclusividad de su época. ¡NO!
Pero de la misma manera que él podía quizás sentirse solo al respecto, así nosotros.
El diagnóstico de David de su era estremece:
"se acabaron los piadosos... han desaparecido los fieles" (12:1).
Aquellos que deberían ser "piadosos" y "fieles" a Dios, no tienen problema en mentir (12:2), adular para ganancia personal (12:2), usando "doblez de corazón" (12:2), se exaltan a sí mismos (12:3) y logran posicionarse entre los más respetados (12:4).
Pero al conocerlos de forma más íntima, lejos de ser genuinamente "piadosos" y "files", hacen parecer el caminar con Dios algo vano, ilusorio, una farsa (2 Timoteo 3:5).
No sólo por su falsa piedad, sino porque entre la mayoría nadie lo nota. Todos hablan bien de ellos (12:8).
El corazón comienza a revolucionarse con pensamientos como: ¿acaso que nadie note la diferencia entre verdadera piedad y sólo apariencia, no es una prueba de que muy pocos saben lo que es la piedad?
¿Acaso nadie nota la falsedad que hay en todo esto?
David está rodeado de gente que destila engaño, superficialidad, banalidad, doblez de corazón. Y ésta puede ser una corriente realmente impetuosa que te arrastre si no haces algo.
Por lo que David hace algo decisivo. En medio del engaño de su era se aferra a la única verdad inmutable y pura: Dios.
Y para esto nos deja el ejemplo a seguir:
1- Ora (12:1)
2- Se para con toda firmeza ante palabras similares a las del apóstol Pablo: "sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso" (Romanos 3:4).
Dios sigue siendo Santo y EL actuará (12:5,7). Su Palabra es plenamente verdad, pura, "limpia, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces" (12:6).
La vida vana, superficial, materialista, egocentrica, amadora de debatir doctrina pero muy poco hacedora (Santiago 1:22,23), nos ha envuelto.
Es raro encontrar "piadosos" y "fieles" cuyos matrimonios nos enseñan con sólo contemplarlos.
Es raro encontrar "piadosos" y "fieles" que avanzan de rodillas en medio de las adversidades.
Es raro encontrar "piadosos" y "fieles" cuyo amor a Dios destila por su vida en las cosas más prácticas. Es raro encontrar esas personas que encontraron su pasión en la persona de Dios, y se nota.
Cuan normal es ver aquello que reflejaba tan tristemente Charles Spurgeon:
“Todos hemos escuchado la historia de un hombre que predicaba tan bien y vivía tan mal, que cuando estaba en el púlpito todos decían que no debía salirse de allí, y cuando estaba fuera del mismo todos declaraban que jamás debía entrar allí” (“Discursos a mis estudiantes”. Pag. 12,13).
Hermano, sigue el ejemplo certero de David:
Ora (12:1) y aferrate a la Palabra de Dios "limpia, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces" (12:6).
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