"¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad,
que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
y a Jehová no invocan?"
(Salmo 14:4)
Se trata de palabras, con las que David, que sí teme a Dios, pregunta retóricamente con asombro: "¿No se da cuenta esta gente que nos ataca quien está con nosotros? ¿No tienen la capacidad de ver que al hacernos daño están comenzando una guerra con el Dios que pelea por nosotros?".
que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
y a Jehová no invocan?"
(Salmo 14:4)
Se trata de palabras, con las que David, que sí teme a Dios, pregunta retóricamente con asombro: "¿No se da cuenta esta gente que nos ataca quien está con nosotros? ¿No tienen la capacidad de ver que al hacernos daño están comenzando una guerra con el Dios que pelea por nosotros?".
Y por eso agrega en el verso siguiente: "Dios está con la generación de los justos".
El "necio" (14:1), el falto de "discernimiento" (14:4), ve que es tan fácil criticar, difamar y ser violento con el pueblo de Dios, "como si comiese pan" (14:4). Pero la ceguera de su necedad le hace caer en una trampa mortal que terminará en "espanto" (14:5): Dios a veces permite el sufrimiento de los suyos y por eso "el malo se jacta del deseo de su alma" (Salmo 10:3) "asaeteando en oculto a los rectos de corazón" (Salmo 11:2) y diciendo en su corazón: "Dios ha olvidado... nunca lo verá" (Salmo 10:11). Es así como "se burlan" (Salmo 14:6), "se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería" (Salmo 73:8), ya que al "cubrirse de vestido de violencia" (Salmo 73:6) por un buen tiempo "no son turbados del mundo" (Salmo 73:12) y hasta puede que aún "alcancen riquezas" (Salmo 73:12).
Pero David, consternado, asombrado, dice: "cuan necio es el que cae en esta trampa terrible. No tiene la capacidad de ver que la aparente pasividad de Dios cuando atacan a su pueblo, sólo acumula 'ascuas de fuego amontonadas sobre su cabeza' (Romanos 12:20), 'hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios' (Hebreos 10:27)".
Aquel que teme a Dios tiene ojos para ver que Dios "pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos" (Romanos 2:7,8).
Aquellos que "son como león que desea hacer presa" (Salmo 17:12) "están puestos en deslizaderos" (Salmo 73:18) y por eso su rapidez y facilidad para hacerle daño al creyente. Sólo están cayendo a toda velocidad en su condenación eterna (Salmo 73:19).
Por eso necesitamos clamar de todo corazón para que Dios tenga misericordia y detenga su maldad (Mateo 5:44-48).
Estamos en un mundo caído, en terreno usurpado por el enemigo, bajo conflicto, guerra, en tiempos donde muchas veces "somos contados como ovejas de matadero" (Romanos 8:36). Y por esto tenemos que luchar por mantener la mira que presenta este Salmo que estamos leyendo: "Jehová es su esperanza" (14:6).
¿Sufres? ¿Te atacan injustamente? ¿A veces sientes impotencia? ¿Te acecha el deseo de abandonar al sentirte que "contra ti hay muchos" (Salmo 55:18) que "se confabulan de corazón a una" (Salmo 83:5)? ¿Tu corazón anhela tu patria eterna como aquellos exiliados en Babilonia que clamaban: "¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?" (Salmo 137:4)?.
El último verso del Salmo resume certeramente el gemido santo del creyente (Romanos 8:23-25):
"¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel!
Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel"
(Salmo 14:7).
El "necio" (14:1), el falto de "discernimiento" (14:4), ve que es tan fácil criticar, difamar y ser violento con el pueblo de Dios, "como si comiese pan" (14:4). Pero la ceguera de su necedad le hace caer en una trampa mortal que terminará en "espanto" (14:5): Dios a veces permite el sufrimiento de los suyos y por eso "el malo se jacta del deseo de su alma" (Salmo 10:3) "asaeteando en oculto a los rectos de corazón" (Salmo 11:2) y diciendo en su corazón: "Dios ha olvidado... nunca lo verá" (Salmo 10:11). Es así como "se burlan" (Salmo 14:6), "se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería" (Salmo 73:8), ya que al "cubrirse de vestido de violencia" (Salmo 73:6) por un buen tiempo "no son turbados del mundo" (Salmo 73:12) y hasta puede que aún "alcancen riquezas" (Salmo 73:12).
Pero David, consternado, asombrado, dice: "cuan necio es el que cae en esta trampa terrible. No tiene la capacidad de ver que la aparente pasividad de Dios cuando atacan a su pueblo, sólo acumula 'ascuas de fuego amontonadas sobre su cabeza' (Romanos 12:20), 'hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios' (Hebreos 10:27)".
Aquel que teme a Dios tiene ojos para ver que Dios "pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos" (Romanos 2:7,8).
Aquellos que "son como león que desea hacer presa" (Salmo 17:12) "están puestos en deslizaderos" (Salmo 73:18) y por eso su rapidez y facilidad para hacerle daño al creyente. Sólo están cayendo a toda velocidad en su condenación eterna (Salmo 73:19).
Por eso necesitamos clamar de todo corazón para que Dios tenga misericordia y detenga su maldad (Mateo 5:44-48).
Estamos en un mundo caído, en terreno usurpado por el enemigo, bajo conflicto, guerra, en tiempos donde muchas veces "somos contados como ovejas de matadero" (Romanos 8:36). Y por esto tenemos que luchar por mantener la mira que presenta este Salmo que estamos leyendo: "Jehová es su esperanza" (14:6).
¿Sufres? ¿Te atacan injustamente? ¿A veces sientes impotencia? ¿Te acecha el deseo de abandonar al sentirte que "contra ti hay muchos" (Salmo 55:18) que "se confabulan de corazón a una" (Salmo 83:5)? ¿Tu corazón anhela tu patria eterna como aquellos exiliados en Babilonia que clamaban: "¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?" (Salmo 137:4)?.
El último verso del Salmo resume certeramente el gemido santo del creyente (Romanos 8:23-25):
"¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel!
Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel"
(Salmo 14:7).
¡Oh... vaya esperanza bendita y fortalecedora... un día serás mi realidad más gloriosa!
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