El gozo de congregarse - Caves 4 CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Perseveraban en la comunión unos con otros” (Hechos 2:42)

Cuanto daño nos hacemos a nosotros mismos si entendemos el congregarnos como si estuviéramos yendo a un restaurante: “Yo puse X dinero quiero el mejor servicio”.

Cuánta gente se va de una congregación reclamando que alguien lo miró mal, o que no lo atendían como él esperaba, o que él cree que cierta cosa se debería hacer así o asá.
Por cosas muy mínimas se va enojado reclamando SUS derechos y diciendo: “AQUÍ NO TIENEN AMOR”. Sin darse cuenta que al centrarse en sí mismo, sus derechos y la demanda obsesiva de cómo lo deberían tratar A EL, ha perdido de vista por completo que NO vamos a la Iglesia primeramente a reclamar amor, sino a amar a Cristo y al hermano. Y así la persona abandona a toda velocidad.

Lo primero que uno debe asegurarse es: ¿Dios me puso en esta congregación específica?
Si la respuesta es que sí, está claro que a no ser que Dios me diga lo contrario no me debo ir.
Si la respuesta es no, ¿qué estoy haciendo ahí?

Aquí, en Hechos 2:42 encontramos una palabra clave: “perseveraban” (“proskarteréo” en griego). El Diccionario BDAG explica que se refiere a “adherirse a algo, persistir, apegarse a, ser fiel a alguien, aferrarse a”. Romanos 12:12 traduce esta palabra como “constantes”.

De esto podemos entender básicamente dos cosas:
1- El Nuevo Testamento contempla la realidad de que el vivir la vida de Iglesia muchas veces incluye muchas dificultades
2- por esto nos enseña que los primeros cristianos luchaban por esta "comunión de unos con otros”. Persistían, tenían una actitud consciente de aferrarse fuertemente a esta unidad más allá de tentaciones a abandonar.

Esta es la razón por la que el apóstol Pablo les escribe a los hermanos en Efeso diciendo: “solícitos (hacer esfuerzo, procurar con diligencia) en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3).
¡Esta es una realidad ineludible!: donde hay gente hay problemas. Por más espirituales que sean esas personas, siguen siendo imperfectas, y donde hay imperfección hay conflictos.
Pero… ¿y entonces?…
¿Dios no entiende lo difícil que puede ser "perseverar en comunión unos con otros"?

Dios sabe lo que hace cuando nos manda congregarnos.
Es el medio que Dios determinó, no sólo para consolarnos, fortalecernos y alentarnos; sino también para moldearnos, formarnos, quebrantarnos, perfeccionarnos, hacernos a la imagen de Su hijo.
Y es el medio que Dios determinó para que ejercitemos mucho de lo que oímos.
Para que demos fruto verdadero necesitamos asumir este gran compromiso que significa la vida de Iglesia donde nos conocemos, interactuamos, formamos relaciones reales, nos ayudamos mutuamente, se descubren los errores del hermano, se descubren nuestros errores, aprendemos a ser pacientes, a amarnos, aprendemos a relacionarnos en el fruto del Espíritu y maduramos.

Mark Dever: “¿Quiere saber que su nueva vida es real?
Comprométase con un grupo local de pecadores salvados. Intente amarlos. No lo haga solo durante tres semanas. Ni durante seis meses. Hágalo durante años. Y creo que descubrirá, y otros también lo harán, si ama a Dios o no. La verdad se mostrará a sí misma” (citado por Joshua Harris en “Stop Dating the Church”).


Luis Rodas


.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Instagram

Haz click AQUÍ

Twitter Updates

Sobre mí