Gratitud CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (Romanos 1:21)

 George Whitefield, en alusión a este versículo, escribió: “uno de los más grandes crímenes es la ingratitud”
 (“Thankfulness for mercies received”).
Ingratitud a las personas que nos rodean, y principalmente ingratitud a Aquel a quien le debemos absolutamente todo: Dios.

¿La razón principal para esta ingratitud?
 El mismo versículo nos enseña: “sino que se envanecieron en sus razonamientos”. Y el siguiente: “profesando ser sabios, se hicieron necios”.
 La arrogancia llevó a la humanidad al pensamiento de que no había nada para agradecer a Dios.
 Como escribió C.J. Mahaney: “El orgullo asume innumerables formas, pero tiene un sólo fin: glorificarse a sí mismo” (“Humility”).

 Al punto de que el ser humano sin Cristo contesta: “¿Dios? Dios soy yo”.
 El ya fallecido cantante popular, John Lennon, en el siglo pasado sintetizó muy claramente esto en su canción “Dios”. En la parte central él canta: “sólo creo en mí”.
 Esto es muy similar a lo que le sucedió a un amigo mío cuando fue a predicar a un manicomio. Al comenzar a hablarle de Jesús a una persona de allí, éste le respondió: “¿Jesús? ¿Jesús? Sí, existe. YO soy Jesús”.

SENSATEZ
 Podemos aprender al leer este pasaje de Romanos que la gratitud nace simplemente de una perspectiva correcta y sensata de la vida.
 Aquí vemos que el problema de la humanidad es la falta de cordura al respecto:
“se ENVANECIERON en sus razonamientos, y su NECIO corazón fue ENTENEBRECIDO. Profesando ser sabios, se hicieron NECIOS” (1:21,22).
 Thomas Watson explicó: “Un hombre orgulloso nunca será agradecido” (“Having a Thankful Heart”).
 El problema de este mundo NO es que desarrolle sus capacidades (Génesis 1:27-29; 2:15), sino que no sea agradecido a Dios al poder hacerlo (Deuteronomio 8:18); y así termine haciendo un dios de sí mismo y de las cosas en las que se dedica (Mateo 6:24).

 Un poco más adelante el apóstol Pablo va a resumir: “Porque de EL, por EL, y para EL son todas las cosas” (Romanos 11:36)
 Dios nos creó (Apocalipsis 4:11), y todo bien, junto con cada capacidad, se la debemos a EL (Santiago 1:17).
 Dios nos sustenta cada día (Hechos 14:16,17; Colosenses 1:17), “porque en EL vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28) y “EL es quien da todas las cosas” (Hechos 17:25).
 Por tanto Dios es el fin lógico, justo, verdadero y eterno de todas las cosas (Colosenses 1:16).

 Gratitud hacia Dios es humildad; y la humildad es simplemente una perspectiva sensata, cuerda, correcta, de nosotros mismos y de la vida en sí.


Luis Rodas


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