"Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo;
bendita tú entre las mujeres" (Lucas 1:28).
Como leímos en el devocional de ayer, Dios se tomó el tiempo de enviar su ángel a una pequeña mujer (Lucas 1:48) en un lugar despreciado como Nazaret.
¡Esta sin duda es una gran lección para nosotros!
Este ángel portaba, no sólo un anuncio, sino que su mensaje estaba tan cargado de palabras de aliento que ella casi se queda reflexionando si Gabriel no se había equivocado de María (Lucas 1:29).
Piénsalo por un momento: Dios podría haber usado el vientre de María sin necesidad de anunciarle nada.
Tal vez dices: "Bueno, pero era mejor decirle qué le iba a suceder".
Sí, sin duda. Por lo que Dios podría haber enviado un ángel con cara muy seria y voz de trueno, que le diga: "María, vengo a comunicarte que vas a concebir un niño. El temor fuera. Dios sabe lo que hace….
Ahhh…. ponle por nombre Jesús… Adiós".
ja… Pero… el "Padre de misericordias y Dios de toda consolación" (2 Corintios 1:3) se toma su momento para dar esas preciosas palabras de aliento a María:
"¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres" (Lucas 1:28).
Y luego: "No temas, porque has hallado gracia delante de Dios" (Lucas 1:30).
Ahhh… "Ved que es bueno Jehová" (Salmo 34:8).
Aquel que "como un padre se compadece de sus hijos" (Salmo 103:13), decide acariciar por unos invaluables momentos el corazón de María.
Así explota en alabanza unos días después: "Su misericordia es de generación en generación" (Lucas 1:50).
¿Y NOSOTROS?
Cuantas veces a nuestro alrededor nos encontramos con personas necesitadas de aliento y consuelo.
Cuantas veces nuestros hijos pasan delante nuestro y parecen invitarnos a alguna nueva crítica o reproche, pero sus acciones están manifestando, en realidad, un mundo en convulsión que pide a gritos un poco de consuelo y algunas respuestas bíblicas de qué es lo que sucede.
Cuantas veces preferimos mirar justo ese pequeño error en nuestra esposa/o y señalarlo… "para la gloria de Dios"…. que tomarnos el tiempo de ayudarle a ver las indecibles misericordias de Dios y como Su poder es suficiente aún para gente como nosotros.
Cuantas veces somos muy veloces para corregir a otros como profeta apocalíptico, pero somos mudos para ofrecer una gota de aliento de Dios a nuestros hermanos.
CUIDADO
Muchos de nosotros sufrimos por años las corrupciones de hombres que vivían dando palabras bonitas y "profetizando" años de bendición. Sólo "exhortaban" cuando alguien los contradecía o amenazaba su reino.
Por lo que, muchas veces sin darnos cuenta, corrimos al otro extremo.
Sin duda la "exhortación" es vital (Hebreos 3:13). ¡Sí!
Pero presta atención por un momento a este relato del ángel Gabriel y de María.
¿Puedes apreciar ahí el corazón misericordioso de nuestro Padre?
¡Cuanto necesitamos mirar a los que nos rodean con ese corazón!
"Alentaos los unos a los otros" (1 Tesalonicenses 4:18).
Luis Rodas
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Etiquetas:
Celebrando a Jesús
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