Persistencia: la disciplina (3)



“Estad, pues, firmes” (Efesios 6:14).

 Hoy veremos algunos consejos más para persistir firmes en el estudio de la Palabra de Dios cada día:

Las visitas inesperadas.
 Las visitas pueden traernos realmente un tiempo hermoso de comunión entre hermanos. El problema es que quizás, sin darse cuenta ni intención, justo interrumpen ese tiempo que ya teníamos programado para estudiar la Palabra.
 O tal vez nos quedamos compartiendo tiempo con ellos hasta tarde y después a la mañana siguiente es muy difícil despertarse a la hora para nuestro devocional diario.
 En lo posible es bueno pedirle a los hermanos que nos avisen con unos días de anticipación su visita, dejándonos así el gran tesoro de organizarnos. De ese modo no sólo podemos programar un horario que no interrumpa lo que ya planeamos cuidadosamente, sino que podemos acordar un horario que nos permita recibirlos temprano, y así terminar a cierta hora que no haga una misión imposible el levantarnos temprano al día siguiente.

 Nunca digas "hoy no".
 Para persistir firmes en un tiempo de estudio de la Palabra todos los días, nunca debes darte la opción de un día no hacerlo. ¡No hay opción! ¡Nunca puedes decir "hoy no"! ¡Imposible! ¡Es siempre sí! ¡"Hoy no"NO existe! (Proverbios 21:5; 19:15)
 Cuando un día te diste licencia, a los dos días vuelves a abandonar por alguna otra razón, dos días más y tampoco lo haces por otra razón… Y pronto… muy pronto… te das cuenta que ya no lo haces más...

 Recuerda, alguien disciplinado es una persona que respeta, cumple, la disciplina (Eclesiastés 5:4; Números 30:2). Pase lo que pase. (1 Crónicas 22:19; 2 Pedro 1:5-9)

 Ve de a poco.
 Si estás buscando levantarte más temprano para separar tiempo para persistir en un devocional diario, ve de a poco. El problema es que el cuerpo tiene una especie de reloj muy exacto. Si está acostumbrado a despertarse a cierta hora, al cambiarlo, empieza a presentar problemas. Es normal que durante el día nos visite el cansancio y la dificultad de concentración.
 Para evitar esto puedes ir descendiendo la alarma para despertarte por períodos de media hora. Vas despertándote media hora más temprano por semana, hasta llegar a la hora que te has propuesto (Gálatas 6:9).
 Si al principio notas que tu devocional lo haces entre dormido y despierto, no te preocupes. La meta en esos primeros días es simplemente lograr una disciplina. Ya irás mejorando la calidad de los devocionales con el tiempo, la persistencia y la gracia de Dios.

 Cuidado con el orgullo.
 Recuerda, no mantienes este tiempo de estudio de la Palabra porque eres muy fuerte. Persistes en él porque eres tan débil que si no acudes cada día a Dios, haces un verdadero desastre de tu vida (Santiago 4:10).
¡Se trata del plan de un débil buscando fortaleza, un propenso a la insensatez que clama angustiado por sabiduría!

 ¡Nunca deja de sorprenderme como mis decisiones se oscurecen cuando me alejo de estos tiempos prioritarios y vitales del estudio de las Escrituras y la oración!


Luis Rodas


.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Instagram

Haz click AQUÍ

Twitter Updates

Sobre mí