MADUREMOS

                            

“El testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don” (1 Corintios 1:6,7).

En sus primeras palabras en la carta a los corintios, Pablo se toma el tiempo de agradecer a Dios por ellos.

Y en medio de su gratitud, él alaba a Dios porque Su gracia se ha manifestado (versículo 4) dándoles dones.

¡Esto es muy llamativo!

Eran justamente los dones parte principal de lo que provocaba orgullo, celos y divisiones entre ellos (3:1-3). Ellos estaban más preocupados en conseguir “estatus, honor y auto-promoción” (A. Thiselton - “1 Corinthians”. Pag. 14) que en edificarse los unos a otros (14:12).

¡Pero Pablo alaba a Dios por su misericordia en darles dones!
¿Por qué?

Gordon Fee muy acertadamente explica: “Lo que es remarcable aquí es la habilidad de Pablo de agradecer a Dios por las mismas cosas en la Iglesia que, a causa de los abusos, están también causándole dolor.

Pablo entiende que el problema no está en los dones en sí, sino en su actitud hacia los dones” (“The First Epistle to the Corinthians". Pag. 35).

Esto es lo mismo que sucede cuando un hermano comienza a contaminarse con orgullo por su habilidad musical en la alabanza, una hermana se siente más humilde por sus dones de servicio, alguien mal usa la exposición que Dios le dio y en vez de presentarse tal cual es hace un culto a su personalidad, o cuando Dios prospera a una persona y él comienza a hacer de todo eso un ídolo.

Nuestra tendencia en casos así, por lo general, es a ver esos dones de Dios como algo malo.

Pero aquí encontramos al apóstol Pablo dando gracias a Dios por esas mismas bendiciones y capacidades.

Todo había venido de Dios. Nada de eso era malo en sí. Por el contrario, era una manifestación de la gracia preciosa de Dios. Y aún debían “procurar los dones mejores” (12:31).

¡Ellos eran los equivocados!

¡Ellos eran los que debían progresar hacia una actitud madura con respecto a lo que Dios les había dado! Y toda la carta va a luchar en amor por ayudarles a madurar hacia una perspectiva correcta hacia la gracia de Dios con cada uno.

¡Cuanta inmadurez hay entre nosotros a causa de nuestro enamoramiento de nuestras capacidades, la idolatría a hermanos por la gracia de Dios en ellos, y cuanta búsqueda de llegar a la cúspide entre los famosos!

¡Necesitamos madurar! ¡Sin duda!

Si algo tenemos es “por la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús” (versículo 4).

Si a algo deben apuntar las capacidades que Dios nos dio, es hacia "la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús”.
¡Maduremos!


Luis Rodas 

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