Pablo: la valentía de un guerrero



¡Tenemos un enorme desafío delante de nuestra generación!
A muchos de nosotros nos hubiera gustado vivir en la época de Jesús (¿se imaginan?)...
O en su defecto al menos vivir en la época de los puritanos en Inglaterra en el siglo 17...
Pero Dios determinó, sin duda, que cada uno de nosotros enfrentara esta época.
¡Con todo lo que eso significa!

Cada época tiene sus ventajas y desventajas, sus desafíos, sus tribulaciones, sus tentaciones, su grado de maldad, de apostasía dentro de las congregaciones y su misión a cumplir.
¡Dios nos puso como sal y luz en esta época!
¡Y estamos a punto de enfrentar la era más oscura desde que existe el mundo!
Jesús dijo que la maldad se multiplicaría (Mateo 24:12), y que la tierra cada vez más entrará en un estado de “angustia" (Lucas 21:25), “desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán” (Lucas 21:26). 2 Timoteo 3:13 afirma que "los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. Y Daniel 12:1 dice que “será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”.
Bíblicamente hablando las tinieblas van en aumento sobre el mundo. Y cuando el mundo llegue al momento de más oscuridad saldrá el “Sol de justicia” (Malaquías 4:2).
La tierra está como bajo los "dolores de la mujer encinta” (1 Tesalonicenses 5:3), cuyos dolores aumentan en frecuencia, duración e intensidad.
¡No nos tiene que sorprender esto!
Daniel 8:23 nos muestra que antes de la venida del Señor es necesario que “los transgresores lleguen al colmo”.
¡Esto es lo que estamos a punto de ver!
¡Y esta es en la generación que Dios nos puso para cumplir su misión!

¿Cómo hacemos ante tamaña responsabilidad?
¿Cómo hacemos para cumplir la misión que Dios nos dio en esta generación?
Amados hermanos, no lo vamos a hacer si somos vagos espirituales, descuidados, indisciplinados, cobardes buscando siempre el camino más cómodo y fácil. ¡Simplemente NO!
¡Para la misión que Dios nos dio en esta generación necesitamos la valentía del guerrero!
¡Ni más ni menos!

Un ejemplo bien claro que Dios nos dio, aparte del más sublime que fue Jesús mismo, fue el apóstol Pablo.
Pablo tuvo la valentía del guerrero.
Vamos a ver un poco su vida.

Es interesante que su nombre en la fe fue Pablo (el cual significa “pequeño”).
Y él decía de sí mismo: “soy el más pequeño de los apóstoles” (1 Corintios 15:9). Y luego en Efesios 3:8 lo amplía: “soy menos que el más pequeño de todos los santos”.
Cuando lo conocían en persona algunos lo menospreciaban (2 Corintios 10:10).
Sin embargo este “pequeño”, sin duda, hizo proezas en Dios.
Veamos algunas características de su vida:

Tenía una conciencia clara de que su fuerza venía de Dios (1 Corintios 15:10)
“por la gracia de Dios soy lo que soy”: esta conciencia no lo llevaba al “quietismo”.
La gracia de Dios no sólo nos salva, luego es una fuente inagotable en el creyente para hacer lo que antes no podía hacer:
“y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos"
“trabajado” (“kopiáo”): “trabajar hasta el agotamiento” (John MacArthur - “El plan del Señor para la Iglesia”. Pag. 163). “Sentir fatiga, trabajar duro” (Strong - 2872).
La versión en inglés "English Standard Version" lo traduce: “he trabajado más duro que cualquiera de ellos”.

La gracia de Dios era la fuente inagotable y poderosa para Pablo de donde conseguir su valentía de guerrero:
“pero no yo”, dice Pablo, “sino la gracia de Dios conmigo”.

La gracia de Dios es para nosotros fuerzas más allá de nuestras fuerzas.
La vida del cristiano y su “supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14), su responsabilidad como padre, madre, hijo, trabajador, ministro, pastor, estudiante, o lo que sea que Dios le haya confiado, requiere ir más allá de sus fuerzas.
Porque no sólo debe hacer esas tareas, sino que debe ejercerlas, según Tito 2:9,10 (por ejemplo), agradando a Dios en todo, siendo fieles en todo, adornando con sus vidas la doctrina que predican.

Para esto, Pablo le da un gran consejo a Timoteo:
2 Timoteo 2:1 "Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús".
Esforzarse, bíblicamente, significa ir más allá de nuestras fuerzas.
No somos enviados a vivir según nuestras fuerzas nos lo permitan. ¡NO!
Sino que extraemos fuerzas de la gracia de Dios.
¿Por qué aquí es presentado como sacar fuerzas de la gracia de Dios? Porque el acceso a esas fuerzas, capacidades, dones, denuedo, poder, etc… no lo ganamos por nosotros mismos. El acceso a todo ese caudal inagotable lo ganó Jesús por nosotros.
Por eso también la Biblia habla de “dones”. Los “dones” son capacidades a las que podemos acceder, no por nuestras virtudes, sino por las de Cristo.
El abrió la puerta a toda esta gracia. Ahora nosotros debemos tomar todo eso por su gracia.
“Ah no… si es por gracia yo no puedo acceder a eso. EL lo hará en mí”.
Pablo hablando de los dones, le escribe a los corintios y les dice: “Procurad, pues, los dones mejores” (1 Corintios 12:31).

La obra de Jesús ganó la “buena voluntad de Dios”.
Los ángeles cantan delante de los pastores sobre el nacimiento de Jesús, y dicen: “buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14).
No podíamos ganar la “buena voluntad de Dios para con nosotros”. Jesús lo hizo por nosotros.
No necesitamos convencer a Dios de alguna manera para que nos perdone, o dé lo que necesitamos. “El año agradable del Señor” fue ganado por Jesús (Lucas 4:19).
Ahora por los méritos de Jesús “procuramos los dones” (1 Corintios 12:31) nos "esforzamos en la gracia de Dios” (2 Timoteo 2:1), y "crecemos en la gracia” (2 Pedro 3:18).
En la muerte y resurrección de Jesús podemos acceder a Dios para encontrar todo lo que necesitamos para vivir más allá de nuestras fuerzas y vivir como Dios nos mandó a vivir en esta generación.
Por esto el apóstol Pedro en 2 Pedro 1:3 dice que ya tenemos “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad”. Y si leemos sólo eso parece una obra concluida.
Pero apenas 2 versículos después enseña: “poniendo toda diligencia… añadid a vuestra fe virtud” (2 Pedro 1:5).
¿Ya me lo dio o debo poner toda diligencia para añadir a mi fe virtud?

No podíamos acceder a todo eso, Jesús abrió el acceso.
Ni queríamos acceder, pero ahora queremos y podemos porque Dios nos dio “el querer como el hacer POR SU BUENA VOLUNTAD” (Filipenses 2:13).
¿Lo ven?
Tenemos "el querer como el hacer" porque la buena voluntad de Dios fue ganada por Cristo.
Pero esto no nos deja con los brazos cruzados. Un versículo antes dice: “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).

¡Esto es lo que sucedía en la vida del apóstol Pablo!
Y por esto él escribe:
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).
Esa capacidad que pudo hallar en Dios no por sus méritos, sino por los de Cristo.
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16).
Todo lo que necesita está disponible en ese caudal glorioso. “El que tiene sed, venga; y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17) (lo mismo en Isaías 55:1-3).
“Gustad, y ved que es bueno Jehová” (Salmo 34:8).

Ahora, entendamos bien, esa capacidad que lo hacía trabajar duramente para Cristo no vino a través del "quietismo”.
El apóstol Pablo era un hombre disciplinado.
El había entendido en Dios que el llamado del cristiano requiere disciplina y esfuerzo (1 Corintios 9:24-27).
Escuchemos bien: el perezoso no obtiene nada.
Proverbios nos enseña: “Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; Así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado" (Proverbios 24:33,34).

Hermano pastor, si no eres disciplinado en tu propia vida, ¿cómo llevarás a los hermanos que Dios te confió a ser disciplinados en su caminar en Cristo?
1 Timoteo 3:2 nos habla de la necesidad de que el pastor sea “sobrio”.
“Sobrio” (“nefálios”): “Se emplea metafóricamente de un estado de alerta moral” (Diccionario Vine).
Y Tito 1:8 dice que es necesario que el pastor sea “dueño de sí mismo”.
Es necesario que el liderazgo de la Iglesia sea disciplinado, ejerciendo el dominio propio, no ora si le queda tiempo, todos los días tomas las riendas de su tiempo y, pase lo que pase, es disciplinado con el tiempo que ya determinó para estar a solas con Dios. Pase lo que pase.
Es disciplinado con sus comidas, es disciplinado con su tiempo durante el día, cumple cada horario con el que se compromete.
El gobierna su cuerpo, sus deseos, su tiempo, su vida familiar, su trabajo...
Un hombre así podrá guiar a la congregación a la fundamental práctica de ser “sobrio”, “dueño de sí mismo”, esforzado y disciplinado.
Charles Spurgeon: “Es de lamentar si como ministro no eres muy dado a la oración. Si eres indiferente a la devoción sagrada no sólo es de lamentar por ti sino por tu pueblo” (Citado por E.M. Bounds en “La oración, fuente de poder”. Pag. 12).

Lo mismo sucede con los padres con sus hijos, las madres, los esposos con sus esposas, etc, etc...

El apóstol Pablo nos enseña con su vida que la gracia de Dios no fue en vano en su vida.
Leímos en 1 Corintios 15:10: “y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos”.
Algunos dicen estar bajo la gracia de Dios pero su descuido en todo sentido lo niega. Las palabras de Pablo nos acorralan: “la gracia produce frutos. ‘Su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado’. Si recurres a la gracia de Dios cada día, ¿donde están los efectos?”.

Uno de los peores ataques de Satanás a nosotros como cristianos, a la altura de la doctrina de la prosperidad, los pactos de dinero y el decir que somos dioses, es la herejía antigua llamada “antinomianismo”.
Es el neutralizar las demandas bíblicas diciendo: “Si algo tengo que hacer ya lo hará Dios en mí”.

- O “ay... me cuesta. Cuando oro me duermo”:
Colosenses 4:12 "Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere".
“encarecidamente” (“agonízomai”): de la cual se deriva “agonizar”.
NVI: “este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes”.
Peshitta: “siempre está trabajando por ustedes en oración”
2 Timoteo 4:7 “he peleado la buena batalla” usa la misma raíz en griego.
No estaba luchando intentando convencer al Señor. Sino que hay momentos que para mantener una disciplina de oración requiere luchar, esforzarse, dejar cosas, ser diligente, doblegar cansancios, etc...

- “No fui a la Iglesia porque me sentía mal”, “si hablo la verdad en mi trabajo se van a burlar": Filipenses 2:25-30 "Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. 
Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. 
Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. 
Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí".

El mismo Señor caía rendido de sueño después de ejercer su ministerio casi día y noche. ¿Recuerdan cuando se quedó dormido en la barca en Marcos 4:38?

- Un cristiano bajo la gracia de Dios vive diferente y sufre diferente. Pablo estaba preso en Roma por el evangelio. Y él no está preocupado por si sufre o no. El escribe a los hermanos en Filipos: “Antes bien con toda confianza, como siempre, será magnificado Cristo en mi cuerpo o por vida o por muerte” (Filipenses 1:20).
El imperio romano lo quiere detener. Pero preso no se lo pueden sacar de encima. Le predica a los soldados romanos que lo custodian. Y Pablo dice en Filipenses 1:13 que está llegando con el evangelio a los soldados romanos. Y en 4:22 termina diciendo: “os saludan los de la casa de César”. Se puede estar refiriendo a parientes del César o a trabajadores en el Palacio del César.
Como escribió Gordon Fee: “Si le dejan suelto será de los que ‘trastornan el mundo entero’ (Hechos 16:7). Si le encarcelan demasiado cerca de casa, ‘trastornará la casa del César’" (“Comentario de la Epístola a los Filipenses”. Pag. 572).

- Un cristiano bajo la gracia de Dios aún muere diferente.
Hace poco vi una porción de una película donde apuñalaban a alguien y éste casi lloraba y pedía por favor.
Luego pensé: “un creyente fortalecido en Dios no muere así”.
Aún Saúl siendo como era, están a punto de matarlo los filisteos y no se preocupa por su muerte, sino que dice: “saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen” (1 Samuel 30:4).
¿Cuanto más un creyente bajo la gracia de Dios?
Pablo, preso, abandonado por muchos, a punto de morir, escribe: “ya estoy para ser sacrificado” (2 Timoteo 4:6).
Es glorioso leer sus últimas palabras. Entre ellas escribe: “me está guardada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:8). Unos versículos después: “EL me preservará para su reino celestial. A EL sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (2 Timoteo 4:18).

CONCLUSIÓN
Vemos en la vida del apóstol Pablo que somos llamados a vivir más allá de nuestras fuerzas.
Salmo 60:12 dice: “En Dios haremos proezas”.

Estamos entrando a tiempos realmente muy difíciles, hermanos.
Miles y miles de supuestas Iglesias cristianas corren a unirse al Papa. Pronto seremos vistos como peligrosos, fundamentalistas, sólo por predicar la Palabra, por decirle no a la última religión mundial, y por enseñar que Jesús es el único camino al Padre.
Los colegios están corriendo a enseñarle a nuestros hijos que no hay nada bueno o malo. Les enseñan que la depravación que se vive en el mundo es normal y buena. Y el año que viene esto va a avanzar más y más.
El gobierno ha llegado al punto de darle una ayuda económica a los transexuales de 8000 pesos por mes. ¿A donde termina esto?
En Texas, Estados Unidos, la alcaldesa Annise Parker (casada hace poco con una mujer) llama a juicio a los pastores que digan que la homosexualidad es pecado
((http://protestantedigital.com/internacional/34199/pastores_en_texas_son_amenazados_por_alcaldesa_pro_lgbt).)
En Alemania se encarcela a padres que no envían a sus hijos al adoctrinamiento sexual de los colegios.

Etc, etc, etc….

¿Y la Iglesia?
Los que predican fantasías y codicias que llevan a la perdición trabajan incesantemente. Se esfuerzan. Avanzan.
Nosotros muchas veces sólo tenemos doctrinas correctas.
Pablo nos amonesta: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11).
¿No deberíamos vivir así?

¡Necesitamos la valentía de un guerrero!
Miles y miles a lo largo de los siglos, según Hebreos 11:34, “por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas”.
Ahora, hermanos, ¡es nuestro turno!
Ellos lo hicieron esforzándose en la gracia de Dios. Esa gracia, por la muerte y resurrección de Cristo, está a nuestro alcance.

Sin la actitud del guerrero vamos a pasearnos por este mundo como niños en Disneylandia.
Dios nos haga entender la importancia de vivir bajo la valentía del guerrero cada día.


Luis Rodas


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1 comentarios:

  1. Muchad gracias por compartir!
    Muy buena informacion!!!
    Infinitas Bendiciones para ti.

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