Mateo cuenta una historia muy particular:
Mateo 16:21 "Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día".
Por lo que le responde: "Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca" Mateo 16:22.
Jesús responde: "Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" Mateo 16:23.
Satanás busca impedir que nuestra mirada y servicio sea a Dios. Y para esto intenta centrarnos en el bien propio. En dedicar nuestra vida al servicio de nosotros mismos.
Satanás por medio de Pedro dice algo así como: “ten compasión de ti. Amate a ti mismo. Busca tu propio bien. ¿Cómo que vas a sufrir?”
¿Saben lo que es la egolatría?
“Ego”: el yo, uno mismo
“Latreía”: “servicio por una recompensa” (“Compendio del Diccionario Teológico del NT”. Gerhard Kittel. Pag. 493).
Esta palabra, “latreía”, Jesús la usa en Juan 16:2.
Por lo que podemos decir que la egolatría es el servicio a uno mismo. El dedicar la vida a servirse a uno mismo. Y podemos agregarle que el ególatra espera una recompensa de su servicio a sí mismo. El cree que al vivir para sí mismo logrará grandes beneficios.
Ya vimos que la definición de “latreía” es “servicio por una recompensa” (“Compendio del Diccionario Teológico del NT”. Gerhard Kittel. Pag. 493).
El que hace “latreía” con un ídolo (“idolatría”) espera que su ídolo lo recompense por su servicio.
El que hace “latreía” con Dios (como en el caso de Romanos 12:1 - “culto racional”), espera su recompensa de Dios.
De la misma manera, el que hace “latreía” consigo mismo (“egolatría”), espera obtener beneficios.
Cree que al vivir para sí mismo y lograr avanzar, será feliz.
Pero la “egolatría” es un espejismo, vanidad, una ilusión. Es una zanahoria que el perro nunca alcanza (Eclesiastés 2:1-17).
2:15 "Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad".
“Vanidad” (“jébel”): “algo sin sentido ni propósito” (Diccionario Vine).
Salomón explica que el servicio a sí mismo lo dejó completamente vacío.
La crucifixión
Lo exactamente opuesto a esto es Jesús: Juan 5:30 "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre".
No se sirvió a sí mismo: “no busco mi voluntad”.
(Mateo 12:15-18) dice que Jesús fue siervo del Padre.
Jesús nos enseñó que al seguirle a él habíamos elegido el camino opuesto a la egolatría (Mateo 20:24-27) (el abandono de ser grande según el mundo).
Y nos dejó ejemplo de esto: Lucas 22:27 "Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve".
El Dios, ante el cual los ángeles se tapan sus rostros en reverencia (Isaías 6:2), se despoja de sí mismo, se hace siervo, y entrega su vida.
Y luego nos llama a vivir de la misma forma: Filipenses 2:3-8 "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".
Luis Rodas
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