"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno" (Salmo 139:23,24)
El examinar constantemente nuestro corazón es absolutamente vital (Salmo 19:12). No sólo para nuestro caminar personal con Dios. Sino aún, de forma crucial, para nuestros ministerios. Cuantos púlpitos están secos, estériles y agotados por la falta de este ejercicio tan decisivo.
Por favor, pregúntate querido ministro:
- ¿Acaso puedo ayudar a otros a que miren sus corazones si yo no miro primero el mío?
Cuantos predicadores siguen adelante año tras año con corazones que nunca son quebrantados por llorar su pecado, detectar sus engaños constantes y luchar con las búsquedas de fama y el amor al mundo. Y no sólo siguen adelante, sino que imaginan que sus predicaciones no se volverán infructuosas, tediosas y superficiales.
Por favor, por amor a Cristo y la Iglesia que EL te confió (Hechos 20:28), apercíbete: nunca un ministro que es superficial con respecto a su propio corazón será profundo en el trabajo con el corazón de otros.
¡NUNCA! .
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Gracias Luis por esta palabra! Dios te bendiga!!
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