"Las cosas en las cuales has sido instruido"
(Lucas 1:4)
¿Nunca te has preguntado qué se enseñaba en las reuniones de la Iglesia del primer siglo?
Aquí encontramos a Lucas comenzando su relato del evangelio, ayudándonos a responder esta gran pregunta.
Su escrito está dirigido a Teófilo, una persona que había estado expuesta a la enseñanza cristiana.
¿Qué se le había enseñado?
¿Qué recibía una persona al congregarse en una Iglesia cristiana en el primer siglo?
Lucas le escribe en su introducción: "las cosas en las cuales has sido instruido" (1:4).
Su intención al escribirle este relato del evangelio era simplemente:
"oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad DE LAS COSAS EN LAS CUALES HAS SIDO INSTRUIDO".
“Instruido”: en griego “katejéo", vocablo de donde deriva la palabra “catecismo”.
De manera que podemos ver claramente que Teófilo había sido "instruido" en el evangelio.
Lo que hace Lucas es poner toda esa enseñanza "en orden" a través de una "investigación diligente" (1:3), asegurándose que lo que Teófilo recibió sea lo que realmente sucedió (1:4).
NO HABÍA NADA QUE INVENTAR O IMAGINAR
La enseñanza de la Iglesia fue dada por Jesús a sus apóstoles. Y ellos enseñaron, primero de forma oral (Hechos 10:37,38), y luego escrita, lo que habían visto y oído (2 Tesalonicenses 2:15).
Ellos eran “testigos” del Señor (Hechos 1:8) con “pruebas indubitables (“que no puede dudarse” según el "Diccionario de la real Academia Española")” (Hechos 1:3). Y por esto se convirtieron en “ministros de la palabra” (Lucas 1:2). No de cualquier palabra, sino del testimonio de la vida y "resurrección del Señor Jesús” (Hechos 4:33).
Por esto, cuando Pedro ve necesario que alguien ocupe el lugar de Judás (basado en el Salmo 109:8), explica que debía elegirse a alguien que “haya estado junto (a ellos) todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre (ellos), comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre (ellos) fue recibido arriba”. Y agrega: “uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección" (Hechos 1:21,22).
El fundamento de la fe cristiana era lo que Hechos 2:42 es denominado como “la doctrina de los apóstoles”, la cual fue dada por Jesús mismo y encomendada por EL en “mandamiento por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido” (Hechos 1:2) para transmitir a otros (Mateo 28:18-20).
¡Esta es “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
ESO ANUNCIABAN
Es así como Pedro le anuncia al Sanedrín: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).
Esto dicho ante un pueblo (el judío) que consideraba el testimonio de dos o tres testigos como prueba certera ante un juicio (Deuteronomio 17:6; 19:15; Juan 8:17).
Luego en 2 Pedro 1:16 vuelve a dar testimonio:
"Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad".
Y también Juan escribe:
“Vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre” (Juan 1:14).
Y luego:
“Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos… y testificamos… eso os anunciamos” (1 Juan 1:1-3).
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