El ángel comienza su mensaje con la palabra griega "jaíro" ("salve"), la cual en muchos otros pasajes del NT es traducida como "gozosos" (Romanos 12:12; "se alegran" (1 Corintios 7:30); "os gocéis" (Filipenses 2:28).
Aunque también en su imperativo era usado como un saludo (Mateo 26:49; 28:8; Marcos 15:18; Juan 19:3), y en su infinitivo (al principio de una carta por ejemplo) lo encontramos en Hechos 15:23; 23:26; Santiago 1:1; 2 Juan 10,11).
Se trata de un saludo que implica un deseo de gozo y a la vez una invitación al gozo.
Era no sólo un saludo respetuoso sino palabras que contenían mucho más que simplemente "hola" o "adiós".
Las palabras del ángel implican: "María, ten gozo, muy favorecida".
María tenía muchas razones para tener gozo según el ángel Gabriel:
1- ella era una persona favorecida por Dios
2- el Señor estaba con ella
3- era bendita entre las mujeres
Para el ángel Gabriel esto era absolutamente suficiente.
María no se sorprende por la aparición del ángel, el cual quizás sólo entró de forma muy normal. Recordemos, por ejemplo, que algunos hospedaron ángeles sin saberlo (Hebreos 13:2).
La sorpresa de María fueron sus palabras. Su vida era tan normal y cotidiana que palabras como "muy favorecida. El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres" no parecían encajar mucho con su realidad diaria.
Pero el ángel continúo: "María, no temas, porque has hallado GRACIA delante de Dios" (1:30).
Nuevamente, para el ángel este argumento es decisivo y completo: "si la gracia de Dios está contigo ya no hay nada que temer".
Y luego no le da un mandato de lo que debe hacer, sino un anuncio de lo que Dios va a hacer en y con ella: "Concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús" (1:31).
UN PEQUEÑO OBSTÁCULO
María tiene sólo un problema con todo esto: es imposible, ella no conoce varón.
Pero nuevamente el argumento de Gabriel es concreto: DIOS.
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios" (1:35).
Para añadir luego que Elizabet, "su pariente", también estaba experimentando lo que sólo Dios puede hacer: "ella también ha concebido hijo en su vejez" (1:36).
Y el ángel toma el cuidado de mencionar: "la que llamaban estéril" (1:36).
¡Que hermoso contraste! La que llamaban estéril va a dar a luz.
¿Cómo puede ser?
Para Gabriel es sencillo: "porque nada hay imposible para Dios" (1:37).
COMO MARÍA
María, en un sentido, vivió algo único e irrepetible: concibió al Hijo de Dios.
Pero en otro sentido esta historia es un reflejo claro de cada persona llamada por Dios a salvación y ministerio.
No se trata de nuestra capacidad para semejante llamado y ministerio. Se trata de que:
somos muy favorecidos (Colosenses 2:9)
el Señor está con nosotros (Mateo 28:20)
somos benditos entre los seres humanos (Efesios 1:3)
hemos hallado gracia delante de Dios (Efesios 1:6)
damos a luz lo que jamás podríamos (1 Corintios 15:10; Hebreos 13:20,21)
el Espíritu Santo está sobre y en nosotros (1 Corintios 6:19; Efesios 1:13,14; Juan 14:17)
el poder del Altísimo nos cubre con su sombra (Efesios 1:19,20)
siendo estériles Dios nos hace concebir (Efesios 2:4-10)
porque nada hay imposible para Dios (Lucas 18:26,27; Efesios 3:20,21)
Todo lo que el ángel Gabriel le decía a María (aunque en ella de una forma específica irrepetible) lo tenemos en Cristo.
María responde: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (1:38).
No dice: "lo haré". Sino "hágase conmigo".
Dios nos llama de esta manera.
Digamos como María:
"He aquí el siervo del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra"
Luis Rodas
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