PAZ PORQUE DIOS HABLARÁ POR TI - Primeros pensamientos del día


“Muchos son los que dicen de mí:
no hay para él salvación en Dios"
(Salmo 3:2)

Como muy bien escribió William Gurnall, “este verso es, verdaderamente, una herida dolorosa.
Charles Spurgeon escribió al respecto:
“Si todas las pruebas que nos vienen del cielo, todas las tentaciones que ascienden del infierno, y todas las cruces que se levantan de la tierra pudieran mezclarse y oprimirnos, no podrían hacer una prueba tan terrible como la que está contenida aquí”
(“The Treasury of David”).
Este ataque es muy común. Debe preocuparse el ministro que no lo ha vivido muchas veces.
Cuando el falso cristiano se ve expuesto y su conciencia comienza a acusarle, simplemente te odiará con todas sus fuerzas.
Pero tiene un problema: si te ataca se sentirá aún más inquieto que cuando estaba lejos de una congregación (y toda su religión consiste justamente en calmar su conciencia).
Por lo que lenta y secretamente pergeña un plan: te transforma en un demonio escapado del infierno que Dios ha decidido destruir.
Y ahora sí: si Dios está contra ti, tu enemigo hasta sirve a Dios atacándote y difamándote. Aún si miente, piensa que el fin justifica los medios, imaginándose impulsado por el celo santo.
¡Cuantos hombres piadosos fueron prendidos fuego y ahogados en ríos en nombre de Dios!.

Y todo esto no sólo calma la conciencia de tu enemigo, sino que intenta minar tu confianza en Dios. A veces los enemigos del evangelio hablan con tanto furor, perseverancia y seguridad que hasta pueden hacerte dudar de que Dios está contigo.
Pero ten paz. Paz como la de David en este salmo.

Los enemigos se “han multiplicado”, son “muchos” y atacan a lo profundo del corazón, diciendo: “Dios no está con él. Es justicia de Dios destruirlo”.
Pero presta atención al inmenso contraste y defensa de la frase siguiente:
“Mas tú, Jehová” (verso 3).
¿Habrá alguna defensa más eficaz?
¿Acaso esto no reúne una protección mayor a todos los ejércitos de la tierra juntos?
¡Ahhh…. que aliento!
“Mas tú, Jehová”.
Y luego en el verso 7:
“Dios mío”.

Mantente firme en la Palabra de Dios. Aférrate con fuerza sin fin a la obra gloriosa de la cruz por ti.
Repite en tu corazón sin cesar: “El infierno puede levantarse contra mí. Más tú, Jehová, eres mi Dios. Tú responderás por mí”.
David canta:
"Más tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
mi gloria, y el que levanta mi cabeza” (verso 3).

Ten paz mi hermano. ¡Los enemigos hablan por sí mismos, y Dios hablará por ti!



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