EFECTOS DE LA COMUNIÓN INTIMA CON DIOS (4). Primeros pensamientos del día.


"Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte santo?"
(Salmo 15:1)

En los devocionales anteriores vimos que aquí David está preguntando, en un lenguaje metafórico, “Dios, ¿cómo alguien puede vivir en comunión intima contigo?”.
Y estudiamos algunos beneficios de caminar con Dios
Hoy veremos algunos más.

Cuando vivimos en comunión intima con Dios somos impulsados a la obediencia a Dios, al anhelo de servirle, a la convicción clara de a qué nos llamó el Señor y a una genuina determinación de vivir para ese llamado.
Como hablamos ayer, Isaías toma una conciencia desgarradora de su pecado en la presencia de Dios y encuentra perdón: "Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;
y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado" (Isaías 6:6,7).
Seguido a eso, oye la voz del Señor acerca de su llamado: "Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?" (Isaías 6:8).
Y es allí, en la comunión intima con Dios, que tiene una actitud de rendición y obediencia hacia el Señor: "Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí..." (Isaías 6:8).
Y el Señor lo envía: "Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien..." (Isaías 6:9).

Cuantos hermanos en la fe no tiene nunca tuvieron convicción alguna de qué deben hacer para Dios. Por lo que simplemente no hacen nada o hacen lo que mejor les parece.
Es en la comunión intima con Dios que encontramos todo eso por lo que se nos pedirá cuenta.
Allí Dios nos habla con toda la necesaria claridad: "Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar" (Salmo 32:8).



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