Entendió que no debía permitirse mirar



"Le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares" (Mateo 4:8,9).

La visión de ese "monte muy alto" suele ser acorde a nuestros gustos, placeres y deseos.
Un buen consejo para vencer, lo leí hace poco:
Un hombre entrenaba a su perro a sólo comer cuando él se lo permitiera. Por lo que le puso carne delante y le dijo que no coma.
El perro no prestó atención a la voz de su amo y se lanzó a la carne ni bien la vio. Por lo que el dueño le pegó por su desobediencia.
Al otro día repitió el proceso. El perro otra vez pasó por alto la orden de no comer y cuando vio la carne la devoró. El dueño le volvió a pegar.
Los días siguientes fue repetido el proceso de adiestramiento, hasta que finalmente el perro asoció carne con golpes.

Llegó un momento que el dueño le puso delante un buen trozo de carne y le dijo: "no lo comas".
El canino al detectar que tenía ese suculento alimento delante y oír la voz de su amo, quitó por completo la mirada de la carne y la mantuvo fija y seria en los ojos de su amo, sin desviar la vista ni por un segundo hasta que hubiera un cambio de orden.
Ese perro entendió que permitirse el mirar la carne podía tentarlo a tal punto que volvería a desobedecer.

Si no quieres que la tentación se vuelva insostenible, mantén tus ojos lejos de lo que no tienes que mirar.


Luis Rodas


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