Sella en mis ojos la eternidad



"Le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares" (Mateo 4:8,9).

Existen sólo dos religiones con dos formas de vida radicalmente diferentes.
Una religión (en el sentido bíblico de la palabra - Santiago 1:27) llamada comúnmente "cristianismo", y su opuesta: el humanismo.

NOTABLES DIFERENCIAS
· La religión cristiana es sustentada por Dios, el enfoque último y preeminente es Dios, y resulta en adoración a Dios.
Busca el máximo bien del hombre pero como resultado de una vida centrada en Dios.
· La religión humanista es sustentada por Satanás, el enfoque último y preeminente es el hombre, y promueve la exaltación del hombre dando como resultado la gloria de Satanás y su reino.
La felicidad del hombre es el bien máximo alcanzable y todo lo demás es un medio para su cumplimiento.

Esto es lo que estaba delante de Jesús en aquel "monte muy alto". Se presentaban dos caminos en guerra:
- el máximo bien como resultado de una vida centrada en Dios.
- la búsqueda de la gratificación plena sin importar el medio que lo provea.

En el caso de Jesús estamos hablando de la tentación a la rebelión del Hijo hecho hombre en independencia de Su Padre (Mateo 16:23).
Jesús tenía por delante humillación, rechazo, privaciones, dolores, cansancio, más tentaciones, combates, cargar con el pecado del hombre y finalmente su ingreso al mismo estado de la muerte. Satanás proponía el camino opcional de gratificación total instantáneo y sin la mínima aflicción de por medio.

EN EL MONTE MUY ALTO
Ayyy…. cuantas veces nos encontramos en ese mismo "monte muy alto".
Por encima la promesa de la vida abundante eterna menospreciando las falsas promesas de este mundo.
Debajo "los reinos del mundo y la gloria de ellos" y la invitación a vivir centrados en qué proporcionará nuestra auto-gratificación deleitosa e inmediata.

Como alguna vez dijo Leonard Ravenhill: "Señor, sella en mis ojos la eternidad".
Señor ayúdame a tener plena certeza cada día que sólo tus promesas son verdaderas.


Luis Rodas



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