RESULTADO DE NUESTRA PAZ CON DIOS. Primeros pensamientos del día.


“Apártate del mal, y haz el bien;
busca la paz, y síguela”
(Salmo 34:14)

George Bethune (1805-1862):
“Un temperamento lleno de paz hacia los que nos rodean es el resultado de nuestra paz con Dios y nuestro experimentar la paz de Dios en nuestra alma.
Porque quien está en paz con EL, el Gobernador de TODO, y disfruta las bendiciones de Su favor, está libre del impulso de la contención, discordia e irritación.

Es generalmente una mala señal en el temperamento de un cristiano, cuando frecuentemente está involucrándose en discusiones con otros.
El apóstol Pablo escribió: “Sigamos lo que contribuye a la paz” (Romanos 14:19).
Y Hebreos 12:14 nos ordena: “Seguid la paz con todos”.

Es verdad que la Palabra nos advierte que 'todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución’ (2 Timoteo 3:12).
Muchas veces nos encontramos que la práctica de la piedad en Cristo provoca el disgusto y persecución de otros. Pero, entendamos, esto es muy diferente a que las deficiencias de nuestro carácter provoquen hostilidad contra nosotros.
Siempre hay personas que piensan que están siendo mártires, mientras su falta de paz ha sido su peor enemigo.

Seamos cuidadosos con esta santa paz: paz con Dios, paz en nuestras preciosas almas, paz con los que nos rodean.
Consideremos la sublime e infinita calma con la que Dios mira todos los eventos que suceden dentro de Su vasto dominio, y tengamos paz.
Disfrutemos de aquella ‘paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, y guarda nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús’ (Filipenses 4:7).

'Los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto’ (Isaías 57:20), pero el puro de corazón, como una fuente clara, cuyas aguas no se perturban por pasiones desordenadas, en su quietud refleja la serenidad del cielo que sonríe sobre él.
‘Gracia y paz os sean multiplicadas’ (1 Pedro 1:2)”
(“The Fruit of the Spirit”)

Consideremos en esta mañana hasta que punto esta paz se ve en nuestro carácter con los que nos rodean. Si preguntáramos a nuestros hijos, esposas/os o hermanos en la fe, sobre esto, ¿qué nos dirían?.
¡Trabajemos en este aspecto tan esencial e importante!. ¡Estudiemos las raíces de nuestras perturbaciones y oigamos el mandato de las Escrituras: “vivid en paz” (2 Corintios 13:11).





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