GRAN LECCIÓN DE UN GRAN CONTRASTE. Primeros pensamientos del día.


"Jehová es mi pastor;
nada me faltará"
(Salmo 23:1).

Después de un salmo trágico como el 22, donde no sólo David tiene la percepción de ser abandonado por Dios, sino aún el Hijo de Dios se ve entregado a sus enemigos; el libro de Salmos no podría dar un más absoluto contraste.
En un salmo el protagonista agoniza bajo las palabras "Dios mío, Dios mio, ¿por qué me has desamparado?" (22:1). El siguiente comienza diciendo: "Jehová es mi pastor; nada me faltará" (23:1). 
Y llamativamente las experiencias originales provienen de la misma persona: David. 
Es como si hoy me oyeras decir: "Sufro mucho en mi matrimonio", pero mañana me vieras cantando: "Mi matrimonio es una provisión interminable de felicidad". ¿Qué pensarías?
Posiblemente dirías que miento o que estoy loco.

Este conflicto o supuesta contradicción reflejado entre estos dos salmos vecinos es la raíz de la confusión de muchos. Es normal leer "Jehová es mi pastor; nada me faltará", y pensar: "uahhh... que gran noticia... soy una oveja del Supremo Pastor, se terminó todo tipo de escasez, sufrimiento, dolor y enemigo". 
La ecuación es simple:
1- EL es Dios, Todopoderoso
2- me ama, por lo tanto quiere lo mejor para mí
RESULTADO: se terminó el sufrimiento en mi vida. A partir de ahora todo será provisión, cuidado, guía y bendición.

La conclusión parece lógica y simple si sólo leemos los primeros tres versos del Salmo 23. Todo será provisión ya que "nada me faltará": "delicados pastos", descanso, "aguas de reposo", consuelo para mi alma y "sendas de justicia".
¿Dónde falla esta conclusión?
No sólo que el Salmo 23 tiene como vecino a los sufrimientos oscuros del Salmo 22, sino que aún el mismo Salmo 23 añade a la ecuación en el verso 4 un "valle de sombra de muerte" y "angustiadores" (personas a las que le es permitido en cierto momento producirnos angustia).

Sin lugar a dudas "Jehová es (nuestro) pastor; y nada (nos) faltará".
Todo lo necesario para nuestra vida, absolutamente todo, por el eterno e inconmensurable amor del Pastor, nos será provisto de forma completa e inmejorable. Sin duda.
Lo que sucede es que a veces esta provisión que necesitamos incluye momentos de dolor.

Este Pastor paternal nos pastorea con todo lo que necesitamos en cada momento. Así es que a veces nos  hace descansar "en lugares de delicados pastos" y "junto a aguas de reposo", y en otros tiempos sabe que nuestra alma tiene grandes lecciones que recibir en el "valle de sombra de muerte". Allí las circunstancias hablan del desamparo de Dios (22:1), pero la realidad de la fe es: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo" (23:4).

El mismo hijo de David, Salomón, escribió años después, una buena síntesis de esto:
"En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera, Dios hizo tanto lo uno como lo otro" (Eclesiastés 7:14).
Estamos "completos" en Cristo (Colosenses 2:10) y nada, absolutamente nada nos falta.





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