En la segunda parte vimos cómo muchas veces transformamos "opiniones" personales en una verdad que cualquiera que la ponga en duda corre peligro de ser quemado en nuestra hoguera.
Estamos bien
Hace poco un hermano enseñaba sobre la historia de David y Goliat.
Cuando comenzó a leer el encuentro de David con sus hermanos en el campo de batalla vi algo que antes no me había dado cuenta.
David estaba muy tranquilo cuidando ovejas, pero Isaí, su padre, le mandó que vaya al campo de batalla para llevarle provisión a sus hermanos y ver cómo estaban (1 Samuel 17:17,18).
Cuando llega David al lugar donde supuestamente se estaba librando la guerra, se lleva una gran sorpresa: nadie estaba peleando ninguna guerra.
Un gigante llamado Goliat aparecía día tras día delante del campamento de Israel diciendo: "Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.
Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis" (1 Samuel 17:8,9).
Esto lo había hecho por 40 días, y nadie hacía nada. Incluidos, por supuesto, los hermanos de David.
Todos miraban asustados como este gigantón se burlaba de ellos.
Tal vez esperarían que en el trayecto, una de esas mañanas, al ir al encuentro del campamento de Israel, se tropiece descuidadamente y al caer se rompa la cabeza con una piedra.
Quizás lo vieron poco vestido y pensarían en la posibilidad de que agarre frío y una pulmonía repentina lo saque fuera de combate.
Hasta podemos imaginar a todo Israel orando con voz temblorosa: "Señor haz algo. Señor haz algo".
En el transcurso de todo aquello encuentra por fin David a sus hermanos y cumpliendo con el mandato de su padre, dice 1 Samuel 17:22 que "preguntó por sus hermanos, si estaban bien".
Ja... ¿y cómo van a estar?.... BIEN.... Si no habían hecho nada... Su tarea era estar peleando las batallas del Señor pero en su lugar estaban bien escondiditos esperando que un viento frío sople sobre Goliat.
La pregunta estaba un poco de más ¿no?
Sin duda ellos estaban bien... sanos y salvos.... y de seguro hasta descansaditos... No habían hecho nada...
¿Y? ¿Fue difícil?
Esto me hace acordar a una historia que escuché hace muchos años.
Un hombre estaba evangelizando en un pueblo y comenzó a predicarle a un joven. Este escuchó el evangelio y decidió seguir a Cristo.
Cuando el hombre le preguntó cual era su trabajo, el joven respondió que trabajaba en las minas.
El evangelista le dijo: "Uhhh... quiero advertirte algo. Los mineros de este lugar son hombres duros. De seguro, cuando se enteren de que ahora eres cristiano, se van a burlar de ti y hasta es posible que tengas problemas con ellos".
El joven le agradeció mucho y se fue a trabajar.
A los meses el hombre estaba evangelizando nuevamente en ese pueblo y de pronto se encontró otra vez con el joven minero que había entregado su vida a Cristo.
Ni bien se vieron el joven comenzó a contarle como su vida había cambiado.
El evangelista se alegró mucho. Y luego este le preguntó: "¿Y? ¿Fue difícil vivir tu fe entre los mineros? ¿Se burlaron? ¿Se pusieron violentos contigo?"
A lo que el joven minero respondió con mucha alegría: "NO... no... estoy muy bien...no se dieron ni cuenta de que soy cristiano".
Soberbia y la malicia de tu corazón
Ja... De la misma manera los hermanos de David. Ellos estaban perfectamente bien. No habían hecho nada.
Pero... he aquí algo más que interesante...
David luego de preguntarle a sus hermanos cómo estaban, dice: "¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?" (1 Samuel 17:26).
El, aunque apenas un jovencito, decide ir a pelear contra este filisteo.
A los hermanos, al darse cuenta de esto, de pronto les agarra un precioso "celo santo"... jaja...
Ellos no habían hecho NADA... Pero eso sí... para criticar con todo fervor nadie como ellos.
Le dicen a David: "¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido" (1 Samuel 17:28).
Jaja... De pronto eran expertos en reclamar responsabilidad a David y hasta don de discernimiento parece que tenían... jaja...
Cómo termina la historia ya lo sabes. David no tenía tiempo para "opiniones".
El les responde: "¿NO ES ESTO MERO HABLAR?" (1 Samuel 17:28).
En vez de iniciar un debate por internet sobre "opiniones", simplemente fue, le cortó la cabeza al gigante, y con su ejemplo les dijo: "Así se hace", y se volvió a su casa.
Todo eso que dices que la Iglesia debe hacer, sal y hazlo. Ve a los hospitales, predica el evangelio, entrega tu vida, pon en práctica lo que crees que se debe hacer, ejerce tu ministerio, ama a los imposibles de amar, sé integro, toma responsabilidades, experimenta lo que es que en la intensidad de la batalla las fuerzas desaparezcan... Lo que sea que hayas demandado a los demás... SAL Y HAZLO...
¿Que cometerás errores?. SÍ, SÍ.... seguro que muchos... pero:
a) así se aprende
b) ahí te darás cuenta por qué otros cometen errores: porque no sólo "opinaron" sobre lo que los demás deberían hacer...
Enséñanos con tu ejemplo como David.
En la cuarta parte seguiremos, si el Señor lo permite, hablando más sobre la diferencia entre "contender por la fe" y "contender sobre opiniones".
Luis Rodas
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Todos contra todos
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