“Por el camino de tus mandamientos correré,
cuando ensanches mi corazón” (Salmo 119:32)
Richard Sibbes (1577-1635):
“Así como giramos alrededor del sol a pesar de que no notamos el movimiento, y como las plantas y la hierba crecen a pesar de que no podemos percibir el proceso, de esta manera el crecimiento del cristiano vigilante y ferviente muchas veces no es del todo perceptible.
El va creciendo en algún aspecto de la gracia: humildad, quebrantamiento…
A veces el crecimiento se produce en la raíz, de forma no visible, pero ahí está.
Dios le confía dolores, dificultades, obstáculos, soledades…. Y allí experimenta que después de un duro invierno viene una primavera gloriosa.
Así como no hay vid que pueda dar fruto sin la fresca influencia del cielo, a pesar de estar plantada y bien arraigada en una buena tierra; así no podemos llevar fruto a menos que Dios nos asista. Necesitamos Su obra profunda y llena de amor para crecer en la gracia.
Los hombres cuidan a las plantas jóvenes en un primer momento y le colocan protecciones alrededor para librarlos de las dificultades. Pero cuando ellas crecen les quitan todo eso y las entregan al viento y las inclemencias del tiempo para su maduración.
Así Dios sostiene a sus hijos en un primer momento con muchas protecciones y consuelos, pero después EL los expone a las tormentas y los vientos, es allí donde se vuelven más fuertes, capaces de perseverar y maduran”.
(“Divine Meditations”)
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