Todo cambia cuando en tu corazón está este clamor. Primeros pensamientos del día.


“Supliqué tu favor con todo mi corazón” 
(Salmo 119:58 - La Biblia de las Américas)

Oliver Heywood (1630-1702):
“Aquí el salmista no sólo ora por las bendiciones de Su gracia en su vida en general, sino por la manifestación de Su amor, la luz de Su rostro, el resplandor de Su persona, la bendita consolación de Su especial favor.
De igual modo el salmista clama un poco más adelante: ‘Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo’ (Salmo 119:135).
Esto a veces es llamado ‘la belleza del Señor’, Su ‘esplendor’, Su ‘gracia’:
Salmo 90:17: ‘Sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros’ (La Biblia de las Américas).
Es por el deleite en esto que David desea poder habitar en la casa de Dios para ‘contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo’ (Salmo 27:4).

Los siervos del Altísimo en general, buscan ardientemente la manifestación de Su favor, y corren hacia allí como su luz, su ayuda y su riqueza. Valoran esto más que la vida misma.
Los encontraremos frecuentemente exalando desde sus almas lenguajes similares a estos: ‘Oh Jehová, Dios de los ejércitos… haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos’ (Salmo 80:19). ‘Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros’ (Salmo 67:1).

Cuando Dios manifiesta Su favor a sus hijos, hay un cambio de lamento a gozo, hay un regocijo, reviven sus espíritus abatidos, cobran nueva vida y vigor.
Mientras el hombre del mundo dice: ‘¿Quién nos mostrará el bien?’ (Salmo 4:6), el lenguaje de los siervos de Dios es: ‘Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. Tú diste alegría a mi corazón. Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto’ (Salmo 4:6,7).
¡El gozo cual viene bajo este favor de Dios, es en sí, tal que no puede ser descrito!"
(“Life in God’s Favour”).

Todo cambia cuando en tu corazón está este clamor del que habla Oliver Heywood.
Allí hay otra conciencia de Dios y de la Verdad: "Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, y enseñame tus estatutos" (Salmo 119:135).
"En tu luz veremos la luz" (Salmo 36:9).

Pero por favor ten presente que este "favor" viene detrás del clamor: "envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu monte santo, y a tus moradas" (Salmo 43:3).

"Los que miraron a EL fueron alumbrados" (Salmo 34:5)






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