“Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras de Jah; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos” (Salmo 77:10-12).
Una vez, muy contento, le leí a mi esposa algo sobre la gratitud en las dificultades. Al finalizar me dijo: “sí, es cierto. Pero si no nos tomamos el tiempo de agradecer a Dios por sus incontables bendiciones, ¿cómo vamos a ser agradecidos en las aflicciones?”
Duro… difícil… pero MUYcierto.
La vida pasa frente a nosotros con incontables maravillosas obras de Dios, mientras, por lo general, nosotros nos mantenemos concentrados en otra cosa.
Aquí Asaf, en el Salmo 77, nos enseña una gran práctica piadosa: tomarnos el tiempo de observar las “obras”, los “hechos” de Dios. Traerlos a “memoria” de forma consciente, “recordar”, “hacer memoria”, “meditar” y luego “hablar” de ello.
¡Que diferente se ve la vida así!
Asaf tenía dos opciones en aquel momento:
a) concentrarse en sus adversidades (77:7)
b) concentrarse en las obras de Dios (77:11,12)
La primera actitud le causaba “angustia” (77:2) insomnio (77:4), queja (77:3), depresión (77:4) y dudas interminables (77:7-9).
La segunda actitud producía alabanza y gratitud que inclinaba su corazón a decir: “¿Qué dios es grande como nuestro Dios?” (77:13). Y en el verso siguiente: “Tú eres el Dios que hace maravillas” (77:14).
Asaf, por la misericordia de Dios, puede ver la diferencia, y dice: “Enfermedad mía es esta” y comienza a enfocar sus ojos conscientemente en la “diestra del Altísimo” (77:10).
BUENO PARA NOSOTROS
Por esto afirma el Salmo 147:1 que “es bueno cantar salmos a nuestro Dios”.
Cuando comenzamos a prestar atención a esto, descubrimos que hemos estado dejando pasar incontables maravillas que nos podrían haber llevado a “gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8).
Como David:
“Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados” (Salmo 40:5).
Allí nuestra visión de la vida se asemeja más a la de Jacob cuando dijo:
es "el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día” (Génesis 48:15).
Seamos rastreadores continuos de la obra de Dios en nuestras vidas y tomémonos el tiempo para, mínimo, expresar gratitud en oración por cada cosa.
Sin duda toda la perspectiva sobre nuestra vida cambia.
Luis Rodas
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Cultivando un carácter piadoso
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