Gratitud por ansiedad CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).

 Ahhh…. la ansiedad…
 El Diccionario de la Real Academia Española explica la ansiedad como “estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo”.
 Es una preocupación acechante que hace brotar por nuestros poros la angustia, amargura, mal carácter, ira y tristeza (Salmo 119:28).
 Es esa amiga peligrosa ante cuya influencia terminas preguntándote por qué te irritas con tanta facilidad y por qué tu carácter deja tanto que desear, y te entrega debilitado ante todo tipo de tentaciones.

 Aquí, Filipenses, nos enseña un gran intercambio: gratitud por ansiedad.
 La palabra que la Reina Valera 1960 traduce como “afanosos” (“merimnáo” en griego) se puede leer perfectamente como “ansiosos” (así lo hace la versión King James).

 Hay infinidad de cosas en esta vida por las que la ansiedad se puede instalar en nuestra casa. Este mundo es un lugar difícil para vivir. Formamos parte de una raza que se rebeló altivamente contra Dios y aquí están las consecuencias.
 El Señor NUNCA nos dijo: “Tranquilos, vuélvanse a mí, y vivirán en esta tierra un paraíso de sonrisas y diversión”. ¡NO!
 Más bien su perspectiva del día de un creyente incluía males, dificultades, conflictos, peligros, batallas. El expresó: “El día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34).
 Es interesante ver que después de estas palabras no encontramos: “Pero tranquilo… Tú no te darás ni cuenta, yo no permitiré que ese mal llegue a ti”.
¡NO! Luego cambió de tema. Todo lo necesario sobre esto estaba dicho. Cada día tiene sus males.

La solución no está en buscar la ausencia de “males”. En la vida en este mundo eso NO sucederá (Juan 16:33; Hechos 14:22).
 La vida del cristiano incluye “lluvias, ríos y vientos” (Mateo 7:25). Pero él tiene el privilegio indecible de poder vivir lo que leímos al principio: “Por nada estéis afanosos” (similar a Mateo 6:25).
 ¿Cómo?.
 El apóstol Pablo nos habla de este beneficioso intercambio: “sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).

 Esto nos habla de un tipo de oración muy decisiva: "oración y ruego, CON ACCIÓN DE GRACIAS”.
 Aquí no encontramos el hecho simple de decir peticiones delante de Dios. Aquí hay un cambio de actitud rotundo. De estar ansioso a vivir una actitud de GRATITUD delante de Dios “echando toda nuestra ansiedad sobre EL, sabiendo que EL tiene cuidado de nosotros” (1 Pedro 5:7).
 No sólo estamos agradecidos, oramos por esa situación. No sólo oramos, lo hacemos bajo una perspectiva de gratitud y ya no de ansiedad.

Hace algunos años falleció mi madre. Ella rechazó al Señor hasta el último momento.
 Mi hermano me avisó por teléfono ya que yo me encontraba a 12.000 km de distancia.
 Al otro día, realmente abatido, tenía que predicar en la Iglesia.
 Al empezar la reunión el hermano que dirigía la alabanza cantó una canción que dice:
“Porque tu justicia, justicia eterna es, y en ella yo me deleitaré”.
No pude hacer más que llorar. En ese momento mi corazón necio me perturbaba, pero la verdad, la más pura verdad, es que Dios estaba haciendo lo mejor aunque yo no lo entendiera.
 Mi madre estaba, muy probablemente, en ese mismo momento, enfrentando lo que hasta ahora me causa dolor.
 Pero esa mañana, al igual que hoy, me uno, por la gracia de Dios, a aquella canción con gratitud:
“Porque tu justicia, justicia eterna es, y en ella yo me deleitaré”.

 Pregúntale a tu corazón: “¿Acaso sé yo más que Dios lo que es mejor?”
Y agradece porque EL SIEMPRE está haciendo lo mejor (2 Corintios 2:14).


Luis Rodas


.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Instagram

Haz click AQUÍ

Twitter Updates

Sobre mí