El primer encuentro de Jesús con sus discípulos más cercanos fue en Betábara, al otro lado del Jordán (Juan 1:28-42). Pero es muy probable que se haya separado de ellos por un tiempo y luego los vuelva a ver, trabajando ellos, en el mar de Galilea: Mateo 4:18-22
Es el llamado permanente de Jesús a algunos de sus discípulos.
“venid en pos de mí”.
Es un llamado a seguirle.
No se necesitaba un doctorado en teología para entender estas palabras. Debían seguirle.
Y el resultado también era bastante claro: “os haré pescadores de hombres”.
Una cosa interesante es que no dice “lograrán ser pescadores de hombres”.
Sino “os haré pescadores de hombres”.
Si ellos lo seguían, él les daría una forma nueva.
De pescadores de peces a “pescadores de hombres”.
Esa era la voluntad de Dios para ellos. No se trataba de algo que harían, sino de algo que serían.
Y eso que Dios quería que fuesen, sería formado por Jesús mismo.
El Señor es quien nos forma y quien utiliza eso que va formando en nosotros: Isaías 43:1 (no solo nuestro Creador que nos hizo nuevas criaturas, sino nuestro formador).
Esto es lo que significaba ser discípulo de un Maestro en la época de Jesús.
La mayoría de los niños al llegar a los 4 ó 5 años de edad irían a la escuela donde un rabí les enseñaría la Torá.
A esta etapa se la llamaba “Beit Sefer”.
En este primer nivel era hasta los diez años, allí aprendían de memoria los cinco primeros libros de la Biblia. Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio todo de memoria.
Al finalizar esta etapa, cuando ya cumplían unos 10 años de edad, ya la mayoría dejaba el colegio.
Comenzaban a aprender el oficio o el negocio familiar.
Pero solo algunos eran escogidos para pasarlos a otro nivel: el “Beit Talmud” donde estudiaban de memoria, letra por letra, todo el Antiguo Testamento. Desde Génesis hasta Malaquías memorizado.
Luego al terminar el “Beit Talmud”, cuando ya tenían entre 14 y 15 años, la mayoría de esos niños comenzarían a aprender el negocio u oficio familiar con sus padres.
Pero sólo un grupo muy selecto continuaría al siguiente nivel de educación que se llamaba “Beit Midrash”.
En ese momento el joven buscaba a su propio rabí, su propio maestro.
El iba a un rabí y le solicitaba ser uno de sus discípulos.
(Se puede encontrar información sobre esto en “Nuevo Diccionario Bíblico Certeza” - Pag. 385,386; “Usos y costumbres de las tierras bíblicas” Pag. 120. Fred H. Wight).
Esto no se refería solo al simple hecho de aprender lo que el maestro sabe.
Ser discípulo era algo más profundo.
El discípulo no solo quería saber lo que sabe el maestro. El discípulo buscaba ser como el maestro.
Y él quería aprender a hacer lo que hace el rabino.
Por eso era muy importante qué tipo de rabí se escogía. Cada uno seguía una escuela de interpretación de las Escrituras.
Por lo que según el maestro que se escogiera esto iba a formar toda su forma de pensar y vivir y toda su comprensión de las Escrituras.
Uno diría este pasaje significa tal y tal cosa y otra diría otra cosa.
Por ejemplo en esa época estaba la escuela de Hillel quedeclaraba que había base para el divorcio si una mujer echaba a perder la cena de su marido (Gitt. 90 c).
Mientras que la escuela de Shammai permitía el divorcio sólo bajo transgresiones morales (Gitt.ix. 10).
Por lo que no solo se trataba de interpretación de las Escrituras sino de cómo se debía vivir.
De manera que vuelvo a decir, el maestro que seguirías determinaría por completo tu forma de vida.
Los judíos veían esto como que ese maestro ponía su “yugo” sobre ti.
Según Samuel Pérez Millos la palabra “yugo” es una expresión del lenguaje semita que expresa la idea de asumir las demandas de un maestro, su doctrina o sus exigencias en cuanto al modo de actuar” (“Comentario Mateo”. Pag. 763).
Cuando ibas a un rabí para ser uno de sus discípulos, lo que hacías era tomar el “yugo” de ese rabí sobre ti, para que pudieras aprender lo que el rabí sabía, para hacer lo que el rabí hacía y para ser como el rabí.
La costumbre era que el Rabí examinaba al futuro alumno y si encontraba que era la persona adecuada para convertirse en su discípulo, luego de examinarlo por un buen tiempo, finalmente el maestro se acercaría a la persona y le diría: “Ven y sígueme”.
En ese momento la persona dejaría a su familia, amigos, su aldea, todo... y dedicaría toda su vida a ser como su rabí. Aprendiendo a hacer lo que hacía su maestro.
Esto es lo que significa ser “discípulo”.
Cuando Jesús le decía “sígueme” a alguien, la persona podía entender perfectamente a lo que se refería (“Comentario Bíblico Histórico” - Alfred Edersheim. Pag. 847; Craig Keener - Pag. 813).
Esto lo que significa Mateo 11:28-30
La persona dejaba todo atrás y dedicaba el resto de su vida a ser como su maestro.
Nuestra tarea es: “Venid en pos de mí”.
Su tarea: “os haré”.
¿Te has acercado a Cristo para seguirle y que él forme lo que él quiera de ti?
¿O quieres ser simplemente alguien de la multitud que escucha lo que Jesús dice?
¿Estás dispuesto a que él te trate conforme a su voluntad?
En este discipulado las únicas garantías con las que contamos son su amor eterno, él estará siempre con nosotros, su gracia, él cumplirá con exactitud Su Palabra y vida eterna.
¿Cuando él permite algo difícil en tu vida eres como un niño caprichoso?
¿Lo que este Maestro dice buscas que sea cada día tu forma de vida?: Mateo 7:24-27 (al terminar el “Sermón del monte”).
El cumplirá con la más exacta perfección su parte en tu vida. Si tú vas en pos de él, si tú dejas que este Maestro Sublime te forme a su voluntad, tú vida dará fruto para su gloria.
No se trata de tus grandes ideas y buenas intenciones. SE TRATA DE QUE TE RINDAS DOCIL AL DISCIPULADO DE ESTE GLORIOSO MAESTRO.... CADA DÍA...
Luis Rodas
.
Etiquetas:
deleitándonos en jesús
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario