"He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha" (Lucas 2:34).
Simeón tiene en sus brazos a Jesús pocos días después de nacer. Pero, como vimos ayer, él sabe, lo que es imposible que sepa sólo por sí mismo: ese niño es el Salvador.
Allí frente a José y María profetiza algo que muchas veces no nos gusta.
Sí, Jesús es "salvación... en presencia de todos los pueblos" (Lucas 2:30,31), "luz para revelación a los gentiles, gloria de Israel" (Lucas 2:32,33), "levantamiento de muchos" (Lucas 2:34).
Pero... no es sólo eso...
Simeón agrega, lo que si somos sinceros, preferiríamos quitarle: "éste está puesto para caída... de muchos... y para señal que será contradicha" (Lucas 2:34).
Hay algo en la persona, obras y palabras de Jesús que trae conflicto.
Tal vez quisiéramos transformarlo en una especie de premio Nobel de la paz mundial o un Papá Noel para todo el año.
Quizás por nuestro apego a evitar las dificultades, mantener la buena opinión de los demás y sostener nuestra comodidad y seguridad; hemos formado en nuestra mente e Iglesias a una especie de Jesús-gurú de la India. Un Jesús silencioso, meditabundo, que gana a aquellos enojados religiosos judíos con suaves y tiernas sonrisas de complacencia.
Un Jesús hippie que responde pausadamente con frases de 3 ó 4 palabras y a veces sólo 2: "amor y paz".
La Influencia de esta imaginación prodigiosa deja algunas consecuencias:
1- Nos concentramos más en ser políticamente correctos que en buscar cual es la voluntad de Dios en cada caso
2- El ecumenismo avanza con pasos de gigante
3- Cuando la exhortación tiene algún costo la cobardía y la conveniencia se disfrazan de "prudencia"
4- Cuando sufrimos rechazo, critica o difamación nos hundimos porque nos toma por sorpresa como "si nos estuviera sucediendo alguna cosa extraña" (1 Pedro 4:12).
5- Apagamos y contristamos al Espíritu de Dios en nuestras vidas e Iglesias (1 Tesalonicenses 5:19; Efesios 4:30; Gálatas 1:10) teniendo por más alto tesoro la vida sin problemas.
Está clarísimo, hay un gran peligro de transformar a Jesús en una especie de guerrillero contencioso, más enamorados de la contención que de Jesús. ¡Esto es un grave error de carácter!
Pero igual de perdidos en el camino estamos cuando nos encontramos más enamorados de nuestra comodidad, seguridad y buena opinión ante los demás que de serle fieles a Aquel que está puesto "para caída y para levantamiento de muchos... y para señal que será contradicha".
Luis Rodas
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Etiquetas:
Celebrando a Jesús
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