1- Asegúrate de que no haya pecado en ti
Huye de todo pecado, especialmente de los pecados conscientes. Estos te alejarán de la presencia de Dios y transformarán todos tus deberes en algo vacío.
No puedes tener comunión con Dios mientras estés en cualquier clase de pecado, especialmente si fue contra la luz que tienes.
Un pecado pequeño es como una espina en el pie del hombre, pero un pecado contra la conciencia es como una gangrena en su pie. Esto te impedirá por completo caminar con Dios.
2- Trabaja para abstraerte de las cosas terrenales y sensuales
Un corazón terrenal y sensual no encaja con la comunión con Dios.
Dios es Espíritu y tú debes ser espiritual en tu conversación con ÉL.
Ten cuidado de mezclar tu corazón con las comodidades.
Puedes hacer uso de eso, pero hazlo de una manera espiritual. No profanes tu corazón con ello. No dejes que tu corazón se acerque a todo eso como objetos dignos de tus deseos o amor. Ten cuidado de no enredarte, de ser atrapado con las comodidades de este mundo. Con el fin de caminar con Dios nuestros afectos principales deben estar en Dios y Su Palabra, no en las cosas de este mundo.
Una vez que el hombre se hunde en el mundo, en lo sensual, en los placeres terrenales, él no puede caminar libremente con Dios.
Nuestros afectos no deben estar en el cielo y en la tierra a la vez. Debe subordinarse uno al otro. Y mientras estamos aquí en la tierra estamos en el cielo en tanto que mantenemos nuestros corazones sometidos en las cosas espirituales.
Un hombre es espiritual cuando sabe encontrar sus consuelos en Dios solamente, cuando sabe encontrar plena satisfacción en Dios solamente.
3- Si quieres caminar con Dios toma a Cristo todo el tiempo contigo
Dios y el alma no pueden caminar juntos sino es con Cristo. Cristo, Dios y hombre, ese mediador.
A lo que me refiero, es que en todo tu trato con Dios debes mantener tu mirada en Cristo. Mira hacia Dios el Infinito glorioso principio de todas las cosas, pero a través de Cristo el mediador, o de otra manera Dios no será visto de forma dulce, amable y amoroso en tu alma.
Tú dirás: “Enoc no conocía de Cristo”.
Respuesta: Oh sí. Ciertamente, aunque vivió mucho antes de que Cristo viniera. Aun así él tenía sus ojos puestos en Cristo. En Hebreos 11:5 dice que “por la fe” caminó Enoc con Dios. Fue todo hecho por la fe.
Cristo es el objeto de la fe, y de esta manera sus ojos ciertamente estaban puestos en Cristo.
Y te daré una Escritura que te mostrará el uso de mirar a Cristo en el caminar con Dios:
Exodo 25:21,22 “Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo”.
Ahí está, es el “propiciatorio”. Ellos iban al Arca mirando el “propiciatorio”, y dice Dios, “me declararé a ti, y hablaré contigo”.
Ahora, ¿qué es el “propiciatorio” sino Jesucristo?
Debemos mirar hacia Dios en Cristo, y así será Dios amable, dulce, glorioso y amoroso hacia nosotros en Su Hijo. Ahí Dios se encuentra con Sus santos y habla con ellos.
Mientras miramos a Dios como ÉL es, en sí mismo es fuego consumidor y no podemos tener comunión con Dios de esa manera. Pero al mirar al “propiciatorio”, miramos hacia Cristo por la fe.
Oh, este encuentro con Dios, este hablar con Dios… Oh, esta dulce comunión entre Dios y sus almas y ellas caminar con Dios. Porque Dios a través de Cristo se manifiesta lleno de gracia, amoroso, dulce, amable y familiar a ellos.
4- Ten cuidado de embellecer tu alma
Ten un gran cuidado de tu espíritu. Mira a tu espíritu más que a tus acciones externas en tu caminar con Dios. Dios es Espíritu, y será adorado en espíritu y verdad. Alguien que camina con Dios debe ser muy cuidadoso de su espíritu.
Guarda tu corazón con toda diligencia, porque es con tu alma que Dios se relaciona.
Mantente ocupado en el hombre interior, esa es la esfera de un cristiano.
Si el corazón se mantiene en el marco correcto, el hombre exterior estará bien también.
Cuidar el espíritu es cuidar los pensamientos de tu mente.
Ten cuidado de admitir impurezas en tus pensamientos, porque el alma se relaciona con Dios en pensamientos tanto como cuando conversamos con hombres en palabras. Lo que el hablar es entre los hombres, es el pensar entre Dios y el hombre. Nosotros conversamos mucho con Dios a través de nuestros pensamientos.
Hazte consciente de tus pensamientos, trabaja para limpiar tus pensamientos, para que Dios y tu alma se relacionen profundamente. Así el Señor se deleitará en relacionarse y caminar contigo.
Si fueras llamado a caminar con un hombre que fuese superior a ti, algún jefe, caballero, un noble, trabajarías todo lo que pudieras para arreglarte con tales ropas acordes a la compañía que vas a tener.
Tú que profesas ser cristiano, Dios te llama cada día a caminar con ÉL, y si esperas tener comunión con Dios, y que ÉL encuentre deleite en ti, debes trabajar para embellecer tu alma vistiéndola con aquellas cosas que pueden hacerte amable a los ojos de Dios.
Para esto necesitas santidad, ya que ésta es la misma imagen de Dios, y Dios se deleita en caminar con alguien cuando puede ver Su propia imagen.
Trabaja para que la conducta de tu alma sea adecuada ante Dios.
Te daré una Escritura que habla acerca de embellecer el alma. El Salmo 45 habla de la Iglesia y los santos acercándose a la presencia de Dios.
El verso 13 describe a la “hija del Rey” (esa es la Iglesia) que “es gloriosa… en su morada”.
Muchos hacen grandes muestras de religión por fuera, pero la hija del rey es gloriosa por dentro (“es gloriosa… en su morada”).
“De brocado de oro es su vestido”.
Y presta atención a lo que dice el siguiente verso: “Con vestidos bordados será llevada al rey”.
La Iglesia es llevada al Rey Jesucristo con vestiduras trabajadas.
Aquí se refiere a las muchas gracias del Espíritu de Dios que colocan belleza sobre el alma.
5- Cuídate de no tener un corazón dividido
Cuando caminas con ÉL no debes estar dividido en dos, sino ser completamente de Dios. Debes rendirte por completo a Dios para caminar con EL. No tener un corazón distraído o un corazón dividido entre dos pensamientos. "¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?" dijo el profeta (1 Reyes 18:21), "si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él".
Esto es lo mismo que Hebreos 12:13 requiere de nosotros: "haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado".
Haz sendas derechas, ve por sendas derechas, que tu corazón no espere nada más.
Cuando tu corazón está dividido entre Dios y el mundo… los caminos de Dios se volverán tediosos para ti.
6- Ten cuidado de que tus santos deberes no se vuelvan meros formalismos
Sé esforzado en los deberes santos, súfrelos, trabaja por el poder de la piedad en los deberes santos, debes esforzarte por encontrar a Dios en ellos.
Es bueno luchar por cumplir con los deberes santos, pero debemos ir más allá y luchar también por mantener cerca a Dios en nuestros deberes santos. Encontrar a Dios en todo lo que hacemos.
Tenemos una notable escritura para esto en Éxodo 20:24 "en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré".
Esto es, donde hay cualquier ordenanza o cualquier deber santo es hecho, allí se hace memoria del nombre de Dios. Y ÉL dice: "vendré a ti y te bendeciré".
Si tú quieres caminar con Dios, tú debes ir donde Dios está y estar en aquellos lugares donde Dios suele ir, en sus ordenanzas, en su adoración. Por tanto tú debes ser muy espiritual en la adoración, y santificar el nombre de Dios ahí.
Debes esforzarte por eso, despertar tu corazón y buscar a Dios ahí, y no estar satisfecho hasta que veas a Dios ahí.
Son notables las palabras de Bernardo cuando dijo: "Nunca salgo de ti sin ti".
Nunca voy a algún deber santo y lo dejo, nunca termino ese deber santo si antes no lo encontré a EL allí. No debemos estar satisfechos hasta que no nos encontremos con ÉL en ese deber santo.
7- Ten cuidado de deslizamientos secretos lejos de los caminos de Dios
Ten cuidado con los desvíos.
Aquellos que profesan el deseo de querer caminar con Dios, no abandonarán de forma abierta a Dios y sus caminos; pero si tú no eres muy vigilante sobre tu corazón, él comenzará a declinarse secretamente lejos de los caminos de Dios, de aquellas sendas por las que tienes comunión con Dios.
Oh… ten cuidado de no desviarte de los caminos de Dios por cualquier seducción de la carne, tentaciones, y sobre todo esas tentaciones que son tus tendencias pecaminosas. Ellas serán altamente seductoras para sacarte de sus caminos, y parecerán prometer formas efectivas de satisfacción a la carne.
Oh… ten cuidado de tales cosas, ten cuidado de ser seducido por las 'concupiscencias de la carne', como el apóstol habla en 2 Pedro 2:18.
Este versículo habla de falsos maestros que llevan a las personas a creer que pueden seguir en los caminos de Dios y a la vez darle libertad a la carne.
Oh… que el Señor guarde a los jóvenes que son seducidos por algunos a través de las concupiscencias de la carne, prometiéndoles libertad, mientras el texto dice: 'Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción' ( 2 Pedro 2:19).
Nótalo, aquellos que te traen la doctrina que supuestamente te da más libertad, son en realidad 'esclavos de corrupción'.
Oh… ten cuidado de caer en los caminos de la carne luego de que tú has empezado en el Espíritu. ¿Qué haces en los caminos de Egipto?
Todo eso te dará contentamiento de la carne, pero ¿piensas que su fin será paz?
8- Trabaja para tener sensibilidad de espíritu
Trabaja para tener sensibilidad de espíritu para detectar cuando estás comenzando a declinar en las cosas espirituales.
Es una realidad que luchamos con la corrupción mientras andamos por este mundo y nuestros corazones se deslizan rápidamente de los caminos de Dios.
Si podemos mantener un espíritu sensible que detecte cuando comenzamos a declinar, podremos mantener nuestro caminar con Dios. Que ni bien estemos dando un paso lejos de Dios, nosotros comencemos a examinarnos. ¿A dónde estamos yendo? ¿Qué estamos haciendo?
Esto nos será de gran ayuda ya que para el hombre alejarse de Dios es muy peligroso.
Habiendo profesado ser cristiano y alejándose de Dios, ahora el diablo lo persigue con pensamientos de desesperación; comienza a pensar que ya Dios no lo recibirá, que lo apartará de ÉL aunque quiera volver.
Oh… es una terrible cosa apartarse de Dios.
Trabaja para mantener tu corazón vigilante de cualquier comienzo de declinación, y sé sensible a ellos.
9- Trabaja para ser espiritual en tus tiempos de soledad
Si tú quieres caminar con Dios otórgale gran valor a los tiempos en los que estás solo y esfuérzate para ser espiritual en ellos. No desaproveches esos tiempos en los que sólo estáis Dios y tú.
¡Qué poco uso haces la mayoría de las veces de tus tiempos de soledad! Al estar sólo no sabes que hacer... Pero un hombre que quiere caminar con Dios debe ser cuidadoso de ser muy espiritual ahí.
Es ahí donde estoy separado del mundo, es ahí donde me relaciono con Dios y con mi propia alma.
Aquellos cristianos que son muy espirituales en sus tiempos de soledad serán muy espirituales cuando estén acompañados.
Como Moisés cuando él estaba a solas con Dios en el monte, al bajar ante el pueblo, su rostro resplandecía al punto que no podían soportarlo.
Ciertamente aquellos que están a solas con Dios y son espirituales, tendrán conversaciones santas, al bajar del monte, cuando vienen a relacionarse con otros.
10- Que la presencia de Dios sea más importante para ti que todo el mundo
Que represente un mayor compromiso para tu alma el saber que estás en la presencia de Dios todo el tiempo, que si tuvieras los ojos de todo el mundo sobre ti.
No hagas nada ante la presencia de Dios que tú no harías a la luz de todo el mundo.
Oh… considera la presencia de Dios más decisiva en tus acciones que la mirada de todo el mundo entero.
11- Realiza tus deberes santos con una resolución firme aunque en el presente no sientas nada
Aunque no encuentre el consuelo y aliento que busco, aun yo estoy yendo a hacer lo que sé que debo hacer. Estoy aún en el camino de obediencia a Dios.
12- Haz una buena interpretación de todos los caminos de Dios y tratos de ÉL contigo
Esto es de gran ayuda para mantenerte en el camino de Dios y caminar con EL.
Si Dios te conduce por un camino de aflicción, haz una buena interpretación de la aflicción.
No concluyas que Dios ahora te ve como un enemigo, para que no termines desanimándote.
Por el contrario ve que Dios está procurando el bien para ti en cada situación, y eso te ayudará y te mantendrá cerca de ÉL.
No pienses que Dios está dejándote y olvidándose de ti, sino que debes aprovechar esto para ejercitar tu fe.
Podemos fundamentar esto en Hebreos 12:5-8
"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos".
Con este fundamento debemos mirar a Dios como Padre que nos disciplina.
De esta manera, "por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino" (Hebreos 12:12,13).
Mírate a ti mismo como un hijo que es disciplinado por su Padre para ser "participante de su santidad" (Hebreos 12:11).
Cuando estés sufriendo tus "manos caídas y tus rodillas paralizadas" serán fortalecidas al hacer una buena interpretación del obrar de Dios.
Un pasaje que nos ayudará en esto es el Salmo 63. Allí vemos en el título que David estaba en "el desierto de Judá". Por lo que sabemos que él estaba siendo perseguido por Saúl cuando escribió este salmo.
David escribe en el primer verso: "Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas".
Y en el verso 8: "Está mi alma apegada a ti".
A David no le importaba la situación que estaba pasando. Su alma aun seguía apegada a Dios.
Cuando pasamos tiempos de aflicción, aun nuestra alma debe permanecer apegada a Dios. Oh… corre detrás de EL...
David corría hacia Dios en su aflicción. El dice: "Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela".
Se encontraba "en tierra seca y árida donde no hay aguas". Pero él seguía corriendo a Dios: "Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela".
Yo nunca encuentro a mi alma tan apegada a Dios como en el tiempo de mi aflicción.
(Extraído de "To Walking with God").
Luis Rodas
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