1. Leer cuidadosamente la Palabra y meditar en ella
A través de la lectura de la Palabra de Dios, y especialmente a través de su meditación, el creyente se informa sobre la naturaleza y el carácter de Dios. Además de la santidad y de la justicia de Dios, percibe que Él es un Padre sumamente amable, amoroso, clemente, misericordioso, poderoso y sabio. Por tanto, en pobreza, aflicción, muerte de seres queridos, dificultad en el servicio, o necesidad financiera, el creyente descansará en la habilidad de Dios para ayudarle.
Ha aprendido por la Palabra que Dios es omnipotente en poder, infinito en sabiduría, y que está dispuesto a ayudar y a liberar a Su pueblo.
Leer la Palabra de Dios, y meditarla, es un excelente medio para fortalecer la fe.
2. Mantener un corazón recto y una buena conciencia
Tenemos que mantener un corazón recto y una buena conciencia y no debemos consentir, a sabiendas o de manera habitual, las cosas que son contrarias a la mente de Dios. ¿Cómo podría continuar actuando con fe si contristara al Señor y no le diera toda la gloria y la honra que le es debida?
Toda mi confianza en Dios y toda mi dependencia de Él, desaparecerían en la hora de la tribulación si yo tuviera una conciencia culpable y continuara todavía en el pecado. Si yo no puedo confiar en Dios debido a una conciencia culpable, mi fe se ve debilitada. Con cada nueva prueba, la fe crece al confiar en Dios y recibir Su ayuda o decrece por no confiar en Él.
Un hábito de intentar depender de uno mismo es derrotado o promovido.
Si confiamos en Dios, no confiamos en nosotros mismos, ni en nuestros semejantes, ni en las circunstancias, ni en ninguna otra cosa. Si efectivamente confiamos en una o en algunas de estas cosas, entonces no confiamos en Dios.
3. No rehuir las oportunidades en las que la fe pudiera ser probada
Si deseamos que nuestra fe sea fortalecida, no deberíamos rehuir las oportunidades en las que la fe pudiera ser probada. Mientras más estoy en una posición para ser probado en la fe, más tendré la oportunidad de ver la ayuda y la liberación de Dios. Cada nueva instancia en la que Él me ayuda y me libra, incrementará mi fe. El creyente no ha de rehuir las situaciones, posiciones, o circunstancias en las que su fe pudiera ser probada, sino que debería abrazarlas alegremente, como oportunidades para ver la mano de Dios extendida para ayudar y liberar. Su fe se verá así fortalecida.
4. No intentar una autoliberación
El último punto importante para el fortalecimiento de nuestra fe es que dejemos que Dios obre por nosotros y no intentemos una autoliberación.
Cuando llega una prueba de fe, estamos naturalmente inclinados a desconfiar de Dios y a confiar en nosotros mismos, en nuestros amigos o en las circunstancias. Preferiríamos realizar una autoliberación que mirar simplemente a Dios y esperar Su ayuda. Pero si no esperamos pacientemente la ayuda de Dios o si intentamos realizar una autoliberación, entonces, en la siguiente prueba de nuestra fe, tendríamos el mismo problema. Nuevamente estaríamos inclinados a intentar liberarnos según nuestros medios. Con cada nueva prueba, nuestra fe decrecerá.
Por el contrario, si permaneceos firmes para ver la salvación de Dios, y confiamos únicamente en Él, nuestra fe aumentará. Cada vez que vemos la mano de Dios extendida en favor nuestro en la hora de la tribulación, nuestra fe se ve incrementada aún más. Dios demostrará Su disposición para ayudar y para liberar en el momento perfecto.
Luis Rodas
.
0 comentarios:
Publicar un comentario