29 Bajo un trato sin misericordia - Serie: Cómo se vería una iglesia con gente lejos de Dios

Mateo 7:2 “Con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados...”

Podemos ver que cuando una Iglesia está llena de personas lejos de Dios, se formará una cultura de crítica, ataque, juicio sin misericordia, un concentrarse en la falta del otro. Y aún se criticarán unos a otros sin entender bien lo que hace o dice el otro. Se criticará a veces el error, y otras simplemente por no entender bien la situación o no tener todos los elementos de una situación.
Y aún, Dios, en su amorosa disciplina, a veces permite en nuestra vida que recibamos tratos sin misericordia por nuestra propia falta de misericordia (Mateo 18:23-35).

Jesús implícitamente usa el ejemplo que la gente de su época conocía de los escribas y fariseos. Ellos habían formado una verdadera cultura de guerra religiosa, de crítica constante. Y esta es una clara señal de una Iglesia con gente lejos de Dios. Ya sea porque esas personas no han nacido de nuevo, o porque a pesar de haber nacido de nuevo se han descuidado en su caminar con Dios.
Una señal será el libertinaje silencioso. Todos viven de forma pecaminosa y nadie dice nada. Otra forma es el orgullo ciego y la cultura de crítica feroz de unos a otros.
Por eso el apóstol Pablo habla de tener cuidado de no alejarnos de una comunión con Dios viviendo carnalmente (Gálatas 5:13), y dos versículos después muestra que una señal de que esto está sucediendo es que se forma una congregación donde “se muerden unos a otros, y se comen unos a otros”.
Una Iglesia con gente que ha descuidado su vida con Dios termina siendo un lugar lleno de heridas, que produce cada vez más heridas.
Pero Pablo explica, unos versículos después, que el fruto del Espíritu es “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22,23).

Una relación humilde con Dios, siempre repercute en una relación humilde con nuestros hermanos.
Nos encantan los grandes hombres, de grandes apariencias, discursos elegantes y famosos. Pero Jesús nos enseñó que la verdadera piedad incluye un formar una relación de humildad y misericordia con hermanos, y luego nos dio ejemplo con su propia vida.


Luis Rodas


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