Quiero dejar claro que yo creo en la guía del Espíritu Santo.
Hechos habla claramente de cómo el Espíritu Santo era quien guiaba, consolaba, fortalecía y edificaba a la iglesia primitiva.
Y también quiero dejar claro que este pequeño estudio de 4 partes no es una especie de “La Biblia vs la guía del Espíritu Santo”.
¡NO!
Las dos cosas son necesarias.
Muchas veces encontramos a grupos de cristianos discutiendo entre sí. Unos dicen: “El Espíritu Santo guiaba a la Iglesia en Hechos”.
Otros dicen a gritos: “La Palabra. La Palabra es lumbrera a nuestro camino”.
Pero no nos damos cuenta que las dos cosas vienen del mismo Dios.
El mismo Dios que nos dio Su Espíritu, también hizo que el mismo Espíritu nos diera Su Palabra para tener una guía “segura”.
Experimentamos a Dios en nuestras vidas pero esto no anula nuestra necesidad de conocer, estudiar y edificar nuestras vidas, familias y ministerios en la Palabra de Dios.
Pedro, por ejemplo, tuvo el privilegio que solo dos personas más tuvieron. El no solo vio a Jesús encarnado, sino que lo vio glorificado (Mateo 17:1-8).
Pero mira lo que escribió Pedro:
"Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.
Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.
Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.
Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" 2 Pedro 1:12-21.
Con Escrituras no se refiere solo al AT, sino incluye aun las cartas de Pablo (2 Pedro 3:15,16).
Pedro tuvo una experiencia sublime con el Jesús transfigurado, pero llama a la Palabra de Dios, “la palabra profética más segura” (2 Pedro 1:19).
Las dos cosas van de la mano.
Las dos cosas vienen del mismo Dios.
El Espíritu Santo inspiró la Palabra de Dios: “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).
Las dos cosas nunca se contradicen.
Al estudiar la Palabra de Dios con seriedad y buscar fundamentar lo que haces con ella, NO estás siendo un legalista o anulando la guía del Espíritu. ¡NO!
¡Todo lo contrario!
Ejemplo: Estás a punto de casarte y quieres estar seguro de que es la voluntad de Dios.
La Biblia no dice: “Debes casarte con la hermana Roberta”.
¿Entonces?
Oras y el Espíritu Santo comienza a darte certeza en tu corazón sobre ciertas cosas (1 Juan 3:19-21).
Pero no te quedas solo con esto. Tu corazón más engañoso que todas las cosas puede estarte engañando.
Vas a la Palabra de Dios para ver las bases, fundamentos, de un matrimonio y familia en Dios. ¿Qué es lo que debes esperar de una persona para casarte?
¿Que sea Miss Universo?
¿Que le gusten los mismos programas de televisión? ¡NO!
Sigues orando y le pides al Señor que te guíe a través de la Palabra para poder conocer genuinamente lo que allí dice sobre este tema.
Ves que 2 Corintios 6:14 dice que no nos unamos “en yugo desigual con los incrédulos”.
Puedes haber sentido que el Espíritu Santo te dijo o te hizo sentir no se qué, pero si es una persona que no está convertida a Cristo estás rompiendo con lo que el Espíritu Santo mismo inspiró.
El Espíritu Santo no se puede contradecir.
Sigues estudiando y orando, y encuentras más y más bases bíblicas, fundamentos sólidos, para saber de qué se trata el matrimonio y así poder saber si la persona con la que te quieres casar, encajará allí.
El Espíritu Santo y la Palabra que él inspiró trabajan juntos.
Si eres dócil a los dos, si no desechas ninguno de los dos y verdaderamente quieres agradar a Dios, el Espíritu Santo y la Palabra serán perfectamente útiles par esto:
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" 2 Timoteo 3:16,17.
“útil”: provechosa, beneficiosa.
¿Para qué?
“enseñar”: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil (provechosa, beneficiosa) para enseñar”.
A un hermano de la Iglesia no le gustaba el árbol que había frente a su casa y lo cortó.
Te imaginas si este hermano hubiera intentado esto con un cuchillo ¿le serviría?
¿Te imaginas?
El cuchillo es útil para otra cosa, pero no para cortar un árbol.
Para cortar un árbol es mejor un hacha o una sierra eléctrica.
Para ser enseñado en la vida cristiana, en un caminar agradable a Dios, hay un montón de instrumentos que no son útiles, no sirven.
La Biblia es un instrumento útil, provechoso, beneficioso, dado por Dios, para enseñar.
Si eres enseñado en la Palabra de Dios o estudias tú mismo las Escrituras, estás siendo formado por Dios mismo (Dios inspiró la Biblia) y con el instrumento que Dios determinó.
Sino estarías queriendo cortar un árbol con un cuchillo.
Cuando te enseñan la Palabra te están enseñando algo realmente útil, provechoso, beneficioso, para tu vida.
Por esto Pablo aconsejó a Timoteo que en la Iglesia enseñé la Palabra (1 Timoteo 4:13).
“redargüir” (2 Timoteo 3:16): en griego “élenjos”. Esta palabra se refiere a cuando, por ejemplo, dos personas están discutiendo sobre algo y de repente van en busca de la prueba que define quien tiene razón (en esa habitación hay dos mesas o una).
Al ir a la Palabra es como si fuéramos a esa habitación. La Palabra es la prueba final si algo es correcto o incorrecto (Hebreos 4:12,13).
Juan 16:8 dice que el Espíritu Santo “convence al mundo de pecado”.
Aquí utiliza la misma palabra en griego.
Enseñamos y estudiamos la Palabra que es “útil” para “redargüir”, para “convencer de pecado”, y el Espíritu Santo obra mientras tanto en nosotros.
¿Quieres agradar a Dios? ¿Quieres hacer Su voluntad? ¿Quieres edificar tu vida, familia y ministerio en la roca firme?
¿Cómo harás?
¿Vas a adivinar si estás haciendo bien o mal?
La Palabra de Dios al ser estudiada ilumina lo que estás haciendo y te muestra si es lo que Dios quiere o no (Salmo 119:104,105).
“corregir” (2 Timoteo 3:16): La Palabra no solo te ilumina para darte convicción de que algo está mal o bien. Sino también endereza, corrige, lo torcido. Te hace sabio para saber qué debes hacer.
Tuve un problema con un hermano y tengo mil razones para asegurar de que el otro tiene toda la culpa.
La Biblia no habla puntualmente: “Luis, en este caso, tenías razón tú”.
A pesar de que me digo todo el tiempo de que la culpa la tiene el otro, hay algo que no me deja tranquilo. Es el Espíritu Santo.
Por lo que estudio la Palabra al respecto y oro para que el Señor me ayude en mi estudio.
De pronto voy descubriendo que Mateo 5:22 habla sobre mi situación.
La Palabra fue la prueba final de que hice mal.
¿Qué hago ahora?
Sigo leyendo: Mateo 5:23-25
“instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16): “educación o entrenamiento” (Strong - 3809).
“Lo que es recto o justo o bueno” (Diccionario Tuggy).
La Palabra y el Espíritu Santo trabajando en conjunto es lo que necesitamos para que lo que hacemos sea, ladrillo por ladrillo, lo que Dios quiere: una “buena obra” (2 Timoteo 3:17).
¿Confías en Dios?
Entonces ten por seguro que Dios sabe cual es la mejor manera de hacer las cosas.
Estudia Su Palabra para que el Dios que todo lo sabe te diga como edificar tu vida, familia y ministerio, ladrillo por ladrillo.
Mira la historia de Gedeón.
Dios le ordena liberar al pueblo de Israel de los madianitas (Jueces 6:14).
El le responde: Jueces 6:15 (“Ah sí ¿y cómo hago yo eso?”)
Tenía todas las trabas posibles. Una dificultad para cada solución.
El Señor lo hace sencillo: Jueces 6:16 (“yo estaré contigo, esto es suficiente”).
Finalmente Gedeón se rinde y consigue un ejército de 22.000 hombres pero para esto era demasiado: Jueces 7:2,3 (deja solo 10.000)
Y aun así le seguía pareciendo muchos al Señor: Jueces 7:4-7
300 para hacerle guerra a un ejército que eran “como langostas en multitud” (Jueces 7:12).
¿Cuelas eran las poderosas armas que le entregaba Dios a este ejército de 300 hombres? (Jueces 7:16).
Gedeón obedece a Dios y mira el resultado de su obediencia:
"Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os mataría!
Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues era aún muchacho.
Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello. Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián" Jueces 8:19-22.
Edifiquemos según Dios. El Señor hará el resto.
Luis Rodas
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Etiquetas:
Fundamentando la Iglesia en la Roca
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