3- Hombres y mujeres sabias



"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" Mateo 7:24-27.

“hombre prudente” (“frónimos”): “sensato, implicando carácter cauto” (Strong - 5429)
La misma palabra en Romanos 12:16 se traduce “sabio”.

Por lo que podemos decir que el hombre sabio, prudente, sensato, edifica su casa con un fundamento sólido. Y cuando vienen vientos, ríos y lluvias, su casa permanece.
¿Cual es ese fundamento sólido?: “cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace” (Mateo 7:24).

Esta casa que edificamos: nuestra vida, familia, Iglesia; no se construye con ladrillos y cemento. Esta casa se debe edificar sobre verdades sólidas y decisiones agradables a Dios.
Cualquier mentira con la que edifique, cualquier desobediencia a Dios con la que construya, será como si un constructor edifica parte de su casa en la roca y arte en la arena.

Gustavo y su idea de que nunca iban a discutir. Edificación sobre una mentira. Luego vienen las frustraciones.
Tanto sobre la casa sobre la roca como la de la arena, las dos sufrieron vientos, ríos y lluvias.
La diferencia fue que una permaneció firme.
Una Iglesia que enseña que Dios es una especie de Papá Noel que quiere llenarte de regalos. Cuando vienen los problemas ¿qué pasa con esas personas?

Debemos ser hombres sabios que edifican sus casas según la voluntad de Dios.
Y cuando digo “hombres sabios” no me refiero solo al varón.
Muchas veces la mujer piensa que solo el hombre es quien edifica. Ella ve que el hombre quien ocupa el lugar espiritual y que ella se ocupa de todas las tareas carnales de la casa.
¡No es así!
Proverbios 14:1 "La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba".

El hombre y la mujer, los dos, son los edificadores. Y aquí me refiero tanto a la familia como a una Iglesia.
¡NO tiene la misma función!... ¡NO!
¡NO compiten por quien es más importante en la casa!... ¡NO!
¡NO luchan por quien es cabeza de la casa!... ¡NO!
Ni tampoco la mujer intenta ser el cuello que gira la cabeza (manipulación)... ¡NO!
Cada uno busca ser fiel en su rol.
Pero se necesita de los dos para edificar con sabiduría, prudencia y solidez.
Uno cumple una función y el otro otra distinta. Es un complemento.
Cada uno necesita de sabiduría de Dios para saber cómo cumplir su rol.

Tal vez eres sabio según el mundo. Pero eso NO sirve.
Mira lo que dice la Biblia sobre la sabiduría de este mundo: 1 Corintios 3:18-20.
¿Entonces cómo hago para ser sabio y edificar correctamente?
Salmo 19:7 "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo".
Y también oramos. Como ya vimos en la anterior parte, la Palabra no suplanta la guía del Espíritu Santo ni viceversa.
Las dos cosas trabajan en comunión.

Pablo oraba por los Colosenses: Colosenses 1:9,10
“conocimiento de su voluntad”
“en toda sabiduría e inteligencia espiritual”
“para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo”

Como ya vimos Dios nos dio Su Espíritu Santo para nuestro consuelo, fortaleza, certeza y guía. Y el Espíritu Santo como parte de su obra en nosotros nos dio la Palabra de Dios.
Es parte de la misma obra.

¿Cómo debe ser la mujer en su casa? ¿Cómo debe ser con sus hijos? ¿Cómo debe ser con su esposo? ¿Cómo debe hacer las tareas que le fueron dadas por Dios?
Sucedió algún problema con uno de sus hijos ¿qué debe hacer?

La mujer ora y pide sabiduría al Señor para cada caso específico:
"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios" Colosenses 1:9,10.

Y así, en la guía del Espíritu Santo, estudia la Palabra de Dios. El Espíritu Santo va guiando a esa madre a través de la Palabra a tener fundamentos sólidos para saber cómo debe comportarse como madre.
Por ejemplo: “Con misericordia y verdad se corrige el pecado” (Proverbios 16:6).
Entonces esa madre comienza a hacerse sabia según Dios, y entiende: “No debo ni ser demasiado dura con mis hijos ni demasiado blanda. No es solo amor, ni solo verdad. Voy a corregirlos y no pensar que por eso voy herirlos, pero también voy a mostrarles amor”.
“Con misericordia y verdad se corrige el pecado” (Proverbios 16:6).

El Espíritu Santo alumbra ciertas verdades en nuestros corazones. Es como si encendiera una luz en esa situación que estamos pasando para que podamos actuar sabiamente.
Para esto no se trata solo de pensamientos. Sino que usa la Palabra que él inspiró (Salmo 119:129,130).

Los dos
Como ya dijimos, para edificar una familia o una Iglesia sólidamente se requiere del hombre y de la mujer.
El hombre debe ser sabio: “vivid con ellas sabiamente” (1 Pedro 3:7).

Necesitamos dejar de ser “simples” y aprender de la Palabra de Dios cómo edificar nuestra casa.
Por ejemplo: la esposa se enoja por algo.
¿Qué hace el esposo? ¿Comienza a gritar él también para mostrar quien manda?
Ora y va a la Palabra de Dios. No hace tateti. Sino que estudia seriamente y bajo la guía del Espíritu Santo. Y encuentra que “la blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1). Y aunque su carne quiera enojarse ve que “el necio da rienda suelta a toda su ira. Mas el sabio al fin la sosiega” (Proverbios 29:11).
Le pide fuerza al Señor y él, que es bueno, lo ayuda.

Esto no quiere decir que el hombre se deje gobernar por la mujer. ¡NO! Luego de que se calme hablará con ella y la guiará al Señor.
Si se equivocó le hablará lo que dice la Palabra pero sin olvidarse que 1 Pedro 4:7 dice: “tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”.
Si se equivocó él, le pedirá perdón.
El buscará solucionar todo problema porque sabe que debe estar unido sin fisuras a su esposa. Son “una sola carne” (Efesios 5:31) y “para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:7).
De la misma manera la mujer. Ya leímos: Proverbios 14:1
“la necia con sus manos la derriba”.

La mujer, tanto como esposa y madre, como al lado del hombre que trabaja en la obra del Señor, puede hacer MUCHO daño si le da rienda suelta a su necedad.
Un amigo pastor me decía: “Puedo enfrentar lo que sea. Pero si al llegar a mi casa tengo un enemigo conmigo, esto me supera”.
Ese pastor hace unos años dejó a su esposa por otra mujer y así destruyó su vida y ministerio.

La mujer debe buscar a Dios e ir edificando su casa con sabiduría para formar un equipo sólido y sabio en la obra que Dios les encomendó (Proverbios 31:10-12).

Conclusión
Ahora, algo que nos alienta enormemente. Al menos a mí.
Tal vez te miras y dices: “bueno, hombre sabio... no soy precisamente”.
“¿Mujer sabia?... ay....”

La Biblia está llena de ejemplos que nos llenan de esperanza.
El Señor ha escogido a “lo necio del mundo”, “lo débil del mundo”, “lo vil del mundo y lo menospreciado”, “y lo que no es” (1 Corintios 1:27,28).
El Señor NO llama a los perfectos. Perfecciona día a día, lenta y pacientemente, a sus llamados.
-Es él quien capacita al viejito Moisés, tardo de habla, con 80 años, para liberar a todo un pueblo.
Antes en sus propias fuerzas y con solo 40 años, lo único que logró es matar a un egipcio y tener que huir 40 años al desierto.

-Es él la fuerza detrás de la piedrita de ese jovencito llamado David.
De hecho Dios le tuvo que decir a Samuel que no se dejara llevar por las apariencias cuando fue a ungir a David. Sino Samuel lo hubiera menospreciado.

-Es él quien le daba el poderío a Sansón.
En las películas siempre hacen a Sansón como un hombre grandote y musculoso.
Eso no tiene por qué ser así.
Yo más bien me imagino a Sansón como un flaco ágil (imitar)
La fuerza de Sansón no era debido a una vida dedicada al Gimnasio.
El tenía un voto nazareo que hacía que Dios esté con él.
El cortó ese voto nazareo y no tenía ninguna diferencia con ningún hombre.

Edifica todo lo que haces buscando y obedeciendo a Dios. El hará el resto.


Luis Rodas


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