Cultiva la humildad: abraza las críticas (1)



“Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David” (2 Samuel 16:10)

Si éste no es el ejemplo más difícil a imitar del rey David, sin duda es uno de los que menos nos gustan.
David había pecado (2 Samuel 11), y la disciplina de Dios no se hizo esperar. Entre todo lo que sucede, su hijo Absalón se subleva y le roba el reino (2 Samuel 15). David debe huir en medio de un “lloro en alta voz” (2 Samuel 15:23,30).
En ese momento de tanta angustia, mientras escapaba al desierto, alguien de la familia de Saúl, Simei, lleno de resentimiento contra David, decide que era el mejor día para desahogar todo su rencor que llevaba por años. Y comenzó a “maldecir, y arrojar piedras contra David… y decía: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!. Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl… hete aquí sorprendido en tu maldad” (2 Samuel 16:7,8).

¿Eran verdaderas las acusaciones de Simei?
¡No! Eran injustas.
Este hombre estaba aprovechando el peor momento de David para difamarlo y atacarlo sin piedad de forma injusta.
Cuando Abisai, uno de los principales en el ejército, ve esto, le explica a David que la situación se soluciona muy rápido: “te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza” (2 Samuel 16:9).

¿Qué hace David?
¿Reprende al diablo? ¿Manda a otros a que lo defiendan? ¿Se lanza a explicarle a todo el mundo las 198 razones de porqué las acusaciones son falsas? ¿Empieza a vociferar: “yo no sé porqué la gente es tan ingrata”?
¡NO! Nada de eso!
Le responde a Abisai: “Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo haces así?… Dejadle que maldiga, pues Jehová se lo ha dicho” (2 Samuel 16:10,11).
Por lo que él y los que lo acompañaban, tuvieron que aguantar que “Simei (fuera) por el lado del monte… andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo” (2 Samuel 16:13). Hasta que "llegaron fatigados" a su destino (2 Samuel 16:14).

¿A qué se refiere David con que "Jehová le había dicho a Simei que maldiga a David”?
NO se refiere a que las acusaciones eran ciertas. NO. Simei estaba siendo totalmente injusto.
Tampoco se refiere a que las motivaciones de Simei eran las de aquel que simplemente quiere cumplir un mandato de Dios. NO. Simei estaba lleno de rencor, amargura y resentimiento, y vomitaba su odio.
¿Entonces?
David podía ver la corrección de Dios más allá de lo injusto de Simei y sus venenosas y amargas motivaciones.

¿PODREMOS?
¿Podremos nosotros hacer lo mismo?
Dios muchas veces usa la crítica y ataques de otros para corregirnos.
Sí, lo que dicen es injusto, falso, tendencioso, y sus motivaciones están bañadas de lo peor, pero aún así podemos tener plena certeza de que Dios lo está permitiendo por algo.
Tal vez es muy fácil desecharlo todo por el envoltorio en el que viene la disciplina. Pero, si te detienes un momento, te animas a prestar algo de atención con humildad, te vas a dar cuenta que detrás el Señor está buscando corregir cosas muy necesarias en ti.

David dice en los versículos 11 y 12: “Dejadle que maldiga… ME DARÁ JEHOVÁ BIEN por sus maldiciones de hoy”.
Como escribió C.J. Mahaney: “El hombre sabio ve potencial en la crítica, el potencial para el crecimiento en humildad y sabiduría”.

Cuan sabias las palabras de aquel himno de William Cowper:
“Santos temerosos cobren nuevo coraje;
las nubes que tanto temen
están llenas de misericordia y se abrirán
con bendiciones sobre sus cabezas”
(“God Moves in a Mysterious Way”)


Luis Rodas


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