LA COMUNIÓN ÍNTIMA CON DIOS Y NUESTROS HÁBITOS 2ª PARTE



En 2 Pedro 2:14, Pedro está hablando de ciertos falsos maestros que entraban a las Iglesias y los describe:
2 Pedro 2:14 "Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición".
“habituado” (“gumnázo”): de éste vocablo deriva nuestra palabra “gimnasio”.
Estas personas tenían un hábito ejercitado de codiciar. No era una actitud aislada. Era una práctica que a través del ejercicio continuo se había arraigado.
Un mal hábito de codiciar lo que no tenían.

Los hábitos siempre se forman a través de la repetición de algo que hacemos.
Como muy bien escribió Jerry Bridges:  “Nos convertimos en aquello que hacemos” (“La devoción a Dios en acción”. Pag. 76).

¡Eso es lo decisivo en lo que hacemos!
Si actuamos mal suceden 3 cosas:
1- Desagradamos a Dios
2- Podemos tener consecuencias desagradables
3- Nuestras malas acciones rápidamente se convierten en hábitos

Hace poco leía a alguien que decía: “Si los jóvenes se dieran cuenta cuán pronto se convertirán en simples fardos de hábitos, se preocuparían más por su conducta en sus años formativos. Con nuestra conducta estamos tejiendo lo que siempre nos acompañará (para bien o para mal). Toda acción, toda virtud o todo vicio, por más pequeño que sea, deja su pequeña huella” (citado por R. Kent Hughes en “Las Disciplinas de un Hombre Piadoso”. Pag. 139).

¡Y esto es una gran verdad! Los que ya somos adultos, ¿con cuantos hábitos luchamos simplemente porque en su momento fuimos descuidados y le permitimos anidar a las malas acciones?
Si volviéramos el tiempo para atrás, a cuantas de esas malas acciones le diríamos que no en el comienzo, y nos evitaríamos el luego luchar con esos hábitos de por vida.
Eso que miramos y no deberíamos haber mirado. Ese click en la computadora que nunca tendría que haber sido hecho. Esa libertad para gritar o contestar mal que debería haber sido refrenado y prontamente se volvió una costumbre que nos marcó.
En su momento le permitimos entrar y rápidamente se formo un hábito, un pensamiento anidado, una debilidad terca que no se quiere ir.
Como dice el viejo dicho: “siembra una acción y cosecharás un hábito”.

En el caso de esas personas que vimos en 2 Pedro 2:14, su corazón tenía un hábito anidado de codicia.
Pero el NT usa la misma palabra griega (“gumnázo”), que aquí se traduce como “habituado”, 3 veces más.

Hoy sólo vamos a ver la primera vez que el NT la usa:
1 Timoteo 4:7 "Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad".
Aquí aprendemos que debemos prestar atención a nuestros hábitos, trabajar en ellos y transformarlos en piadosos:
La palabra ahí es la misma (“gumnázo”), que en 2 Pedro 2:14 se traduce como “habituado”.

Pero aquí en 1 Timoteo 4:7 vemos que debemos “ejercitarnos para la piedad”.
De la misma manera que una persona se entrena en un gimnasio de forma esforzada y constante, así nosotros debemos hacerlo para formar hábitos piadosos. Por eso sigue diciendo:
1 Timoteo 4:8 "porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera".

¿Será importante esto para nuestra vida en Cristo?
1 Timoteo 4:9 "Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos".

Aquí vemos en este pasaje de 1 Timoteo que el nacido de nuevo debe esforzarse, luchar, ejercitarse, trabajar como en un gimnasio, para formar hábitos piadosos.

Y vemos que formar hábitos piadosos tiene resultados no solo eternos, sino también presentes:
1 Timoteo 4:8 "porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera".


Luis Rodas


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1 comentarios:

  1. Gracias a Dios por sus Dones! Esta serie(y muchas otras) han sido bendición. Dios me está hablando de una manera especial. Dios les siga bendiciendo.

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