Continuamos con el Salmo 15.
La semana pasada ya abordamos puntualmente el pecado específico de nuestra lengua que trata el verso 3: la calumnia.
Salmo 15:1-3 "Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino".
“el que no calumnia con su lengua”.
Vimos que la palabra hebrea allí es “ragál”: que se puede traducir tanto como “espiar”, como “calumniar”.
Y aprendimos un poco qué es la calumnia, y las consecuencias eternas que tiene esta actitud terrible, ya que Dios aborrece la calumnia (Proverbios 6:16-19).
Hoy, gracias al Salmo 15, vamos a profundizar un poco más en el tema.
En el verso 3 de este Salmo Dios responde a la pregunta de David enseñando que la persona que puede permanecer en comunión íntima con EL es aquel que:
“no calumnia con su lengua”, y añade:
“ni hace mal a su prójimo”.
Hay muchas maneras de hacer mal a los que nos rodean. Podemos golpear físicamente a una persona, robarle, hablarle mal, engañarla, abusar de ella, traicionarla, abandonarla, etc, etc….
Este verso se refiere a no hacer ningún tipo de mal contra las personas que nos rodean.
Pero es interesante que esta frase de Dios (“ni hace mal a su prójimo”) se encuentra en medio de dos mandatos contra la critica.
“no calumnia con su lengua,
ni hace mal a su prójimo,
ni admite reproche alguno con otro”.
NTV: “los que no se prestan al chisme”
No calumniar
ni hacer daño
ni recibir reproche o critica contra otros.
Una de las formas que tenemos para hacer daño a otros es la calumnia o critica a escondidas:
Levítico 19:16 "No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová".
Este mandamiento de Dios es muy similar a:
“el que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo”
Aquí en Levítico 19:16 encontramos:
“No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo”.
Y firma: “Yo Jehová”.
Por esto Santiago 3:6 describe a la lengua como “un fuego, un mundo de maldad”. Y agrega: “la lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación”.
LBLA: “inflama el curso de nuestra vida”.
La NVI traduce Proverbios 11:9: “Con la boca el impío destruye a su prójimo”.
¿Cómo puede hacer mal alguien criticando, calumniando, chismeando?
1- Si lo oyes y te amargas
De dos maneras:
a) si lo oyes y te amargas siendo la persona criticada
La critica, difamación y chisme al salir de la boca se transforma en una serpiente rápida y mortal llena de veneno (Salmo 140:1-3).
Si dejas que ese veneno entre en tu cuerpo… puede ser fatal…
Dios puede hablarnos por medio de las criticas de otros. Sus intenciones pueden ser las peores, pero las de Dios sin duda son las mejores: disciplinarnos.
Pero una vez que te has inspeccionado, ¡cuidado!… el diablo sigue criticándote no por tu bien.
Eclesiastés 7:21 "Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti".
Charles Spurgeon decía que él usaba un ojo ciego y un oído sordo ante las críticas, difamaciones y ataques que lo enojarían (citado por John Piper en “Las raíces de la perseverancia”. Pag. 112).
Charles Simeon también hacía lo mismo, y decía: “Así es como habito en paz en medio de leones” (H.C.G. Moule - “Charles Simeon”. Pag. 191).
David también hacía esto:
Salmo 38:12,13 "Los que buscan mi vida arman lazos, Y los que procuran mi mal hablan iniquidades,
Y meditan fraudes todo el día. Mas yo, como si fuera sordo, no oigo; Y soy como mudo que no abre la boca".
Claves fundamentales para que la critica, difamación y chisme no afecten tu corazón:
1- perdonar (Mateo 5:43-48)
2- orar por la persona (Hechos 7:59,60)
3- no esperar su mal: Proverbios 24:17,18
4: trabajar en el corazón para que no sólo no esperes el mal del que te hace mal, sino que esperes su bien (lo cual es un paso más): Romanos 12:20,21
4- no responderle: Proverbios 26:4
Si le respondes te rebajas a un lugar de odio, rencor y amargura. Y eso es justo lo que el que te odia quiere. El ama la pelea y si participas, lejos de ponerse mal, se alegrará que juegas con él el juego de la serpiente.
Si no le respondes, pronto se cansará e irá a buscar alguien que sí juegue su juego de serpientes con él.
b) puede hacerte daño la calumnia, la critica y el chisme SI LO OYES Y TE AMARGAS no siendo la persona difamada, pero escuchando la difamación y dejando entrar la amargura.
La amargura de otros puede contagiarnos. Samuel Pérez Millos: “Normalmente el amargado procura extender el veneno de su amargura a otros, por medio de su lengua” (“Comentario de Efesios”. Pag. 377).
Mañana seguiremos hablando acerca de esto.
Luis Rodas
.
Etiquetas:
La comunión íntima con Dios
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario