25 Las recompensas del reino - REFLEXIONES ACERCA DE LA NAVIDAD



Quisiera terminar esta serie de reflexiones de Navidad recordando las promesas de recompensa del reino de Dios. Anhelando que estas impulsen por completo tu forma de vivir.

Podemos decir que dentro de aquellos benditos que heredarán la tierra, no todos recibirán lo mismo.
El apóstol Pablo marca una distinción en 1 Corintios 3:8-15:
"Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 
... la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”.

De esta manera, luego de enseñar acerca del momento en que seremos resucitados en 2 Corintios 5, y explicar que ahora estamos "ausentes del Señor”, en el sentido que no estamos presentes como estaremos cuando EL venga, agrega con toda claridad:
2 Corintios 5:9,10:
"Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.

Como escribió John MacArthur: “Existen pasajes que indican que habrá diferentes grados honoríficos en el cielo… Todo el edificio de nuestras obras será sometido al fuego de la prueba de Dios. Algunas impresionantes infraestructuras serán reducidas a simples escombros por haber sido construidas sólo para impresionar, y no utilizando materiales duraderos. Puede que, como los decorados de una película, estas construcciones tengan una apariencia imponente y parezcan verdaderas incluso miradas de cerca, sin embargo, el fuego las probará por lo que son, no por lo que aparentan ser” (“La Gloria del Cielo”).

Así la preocupación de Pablo está en el día en que enfrente ese tribunal. El habla de un premio y lo compara con una carrera donde hay que esforzarse:
1 Corintios 9:24 "¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.

Y luego presenta una corona que se gana con mucha preparación, como un atleta:
1 Corintios 9:25 "Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”.

Por todo esto deja una conclusión bien clara:
1 Corintios 9:26,27 "26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.

¿Eliminado de qué?
Se refiere a la pérdida del premio, la recompensa. Por esto dice que "el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente” (2 Timoteo 2:5). De la misma manera “el labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero” (2 Timoteo 2:6).
Su fe era que lo que hacemos aquí repercute en nuestra herencia. A esto se refería Jesús en Lucas 12:32,33:
"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye”.

Romanos 14:10-12 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos comparecemos ante el tribunal de Cristo.
Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”.

Algo similar encontramos en 1 Corintios 4:2-5:
"Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.
Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”.

Aquí vemos que aún las intenciones de los corazones serán tenidas en cuenta (Mateo 6:1).

Cómo vivamos hoy determinará las palabras que escucharemos aquel día de la boca de Cristo.
Cada cosa será tenida en cuenta, al punto que Jesús dijo:
Mateo 10:41,42:
"El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.
Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”.

Así Jesús en Mateo 11:11 habla del “más pequeño en el reino de los cielos” dando a entender  que existen diferencias.

En cierto momento Pedro se preocupó por lo que vio. Jesús le dijo al joven rico que lo deje todo, pero éste no quiso. Entonces Pedro quiso saber qué les esperaba a ellos que sí lo habían dejado todo:
Mateo 19:27:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué pues, tendremos?”

Aquí Jesús podría haberle respondido: “Ahh Pedro… orgulloso… Piensas que mereces algo… Da gracias que por misericordia serás salvo”.
Pero por el contrario, responde:
Mateo 19:28,29:
"Y Jesús le dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.

Así Hebreos 6:10 nos dice: "Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”.
¿Por qué no va a olvidar la obra el trabajo de amor?
Porque lo va a recompensar.

Jesús en Lucas 6:22,23 dijo que si sufrimos persecución “por causa del Hijo del hombre”, nuestro "galardón será grande”. Y luego en 6:35 agregó que si amamos a esos enemigos nuestro "galardón será grande”. Esto deja claro diferentes recompensas.

Así Pablo creía que tendría recompensa por predicar el evangelio. El dice: “si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré” (1 Corintios 9:17). Y el fruto de su trabajo sería recompensado. Por esto le escribe a los tesalonicenses: "Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” (1 Tesalonicenses 2:19). Y luego llama a los filipenses: “gozo y corona mía” (Filipenses 4:1).
Ellos eran su fruto del cual esperaba recompensa en la venida de Cristo.

Lamentablemente muchas personas prefieren pensar que no importa cómo vivan en el presente ya que todos recibiremos la misma porción de la herencia por gracia. Llamativamente esas personas, dicen que no les importa si reciben una pequeña choza en el reino de Dios ya que lo importante es que estarán con Cristo, mientras que en el presente buscan conseguir la clase de vida más cómoda y placentera posible. Dicen que no les importa la magnitud de lo que reciban como recompensa en el cielo, pero en la tierra cuanto más mejor.

Como muy bien explicó John Bunyan: “El gran y principal propósito de Dios en enviarnos al mundo, especialmente convirtiéndonos y llenando nuestras almas con dones, virtudes y muchos otros beneficios, es que podamos aquí ser la gloria de su gracia… ‘este pueblo he creado para mí, mis alabanzas publicará’ (Isaías 43:21), y así otra vez, ‘yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca’ (Juan 15:16)… Recuerda... tú eres un hombre de un más noble reino, el reino de Dios…
Como el Señor ordenó a su pueblo trabajar para EL en este mundo, así también prometió recompensar lo que ellos hagan… Sí, EL considera justo recompensarles… Esto impulsa a aquellos que son anhelantes de la gloria, tal como Moisés y Pablo” (“The Works of”).


Luis Rodas


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