¡EL ES DIGNO!
Si vivimos así todo estará en orden. Es como la “ley del compás”.
El compás se utiliza para hacer una circunferencia. La punta del compás se pone donde queremos que sea el centro de la circunferencia.
Si ponemos el centro del compás en cierto lugar, la circunferencia que haremos estará ahí. Si ponemos el centro del compás en otro lugar, la circunferencia estará en ese otro lugar.
¿El centro de tu compás está en ti?, tu vida va a girar alrededor tuyo.
¿El centro de tu compás está en Cristo?, tu vida va a girar alrededor de Cristo.
En Apocalipsis 11 encontramos que luego de que cae el juicio de Dios sobre la tierra Dios vuelve todas las cosas a su orden lógico, justo y verdadero. Y en el cielo lo adoran por eso:
Apocalipsis 11:15-18 "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra".
Y luego vemos el orden lógico, justo y verdadero de Dios:
Apocalipsis 21:22-24 "Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella".
Si Dios no es el Centro de nuestra existencia lo único que queda es lo que hemos estado tristemente viendo:
Por un lado: tanto predicador que te habla de la clave para ser feliz, la clave para tener nuevas experiencias espirituales, la clave para que Dios escuche tu oración, cómo llegar a nuevos niveles espirituales, la clave para esto y para aquello.
Viene uno y predica de hablarle a tu espíritu, el otro de profetizarle a los cuatros vientos, la gloria bajo la unción apostólica, hablarle a ángeles, cuadros proféticos, guerra espiritual submarina, borrachera espiritual, cómo abrir las puertas del Tercer Cielo, etc, etc...
Por el otro lado una Iglesia muerta idéntica a los escribas y fariseos llenos de palabras correctas pero cada reunión es un funeral:
Juan 5:39 "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí".
En una Iglesia carnal, apagando y contristando al Espíritu Santo, el cual nos revela la santidad, hermosura y majestad de Dios y glorifica a Jesús ¿qué reinará?
Los delirios, el comercio de la fe, la soberbia, la auto-exaltación, el hedonismo, un dios a nuestra merced, la brujería, el extremo de la ignorancia bíblica o el extremo de la soberbia del conocimiento bíblico, los trucos de magia y hasta hipnotismo, etc, etc....
Todo tiene su lugar y hasta logran estar en la cima de la moda evangélica.
¿Por qué?
Porque cuando Dios no es el Centro de nuestra existencia, ya no hay ni discernimiento, ni sabiduría, ni relación genuina con Dios.
Solo queda la carne. Y a la carne las predicaciones de la carne y la sabiduría carnal, le parece plena sabiduría.
Cuando Dios no es el Centro de nuestra existencia, el pecado parece algo normal, y Dios un ser ajetreado que no pierde el tiempo prestando atención a esas pequeñeces.
Si Dios no es el Centro de nuestra existencia quedamos ciegos, y así somos perfectas víctimas para que otros ciegos nos guíen al pozo.
En la Iglesia primitiva los Ananías y Safira y los Simón el mago, eran reprendidos tan duramente que dice: “y vino gran temor sobre toda la Iglesia” (Hechos 5:11), ahora estos llenan estadios y todos quieren ser como ellos.
Ante Jesús toda la soberbia del fariseo que decía “gracias Dios porque no soy como ese pecador” quedaba expuesta. Hoy publicamos por internet con toda solemnidad: “gracias Dios porque no soy como ese pecador”.
La única manera de escapar de los engaños y sustitutos de Satanás es que Dios vuelva a ser el Centro de nuestra existencia.
Nuestro TODO.
Esto es mucho más que darle las sobras o querer comprarlo para que nos sirva a nosotros.
Esto, hermanos, es adoración.
¡Y PARA ESO EXISTIMOS!
Luis Rodas
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