“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca”
(Filipenses 4:5).
La palabra traducida aquí como "gentileza" en griego es "epieikés": "humildad, paciencia, firmeza, que es capaz de someterse al maltrato, la injusticia y la desgracia, sin odiar o resentirse, confiando en Dios en todo" (Peter O'Brien - "The Epistles of Phillipians").
Si lees el pasaje parece que Pablo saltará de pronto a otro tema en este versículo y luego volviera en el siguiente. Pero no es así.
No está hablando sólo de ser gentil, amable.
Se refiere a mantener una buena actitud humilde, paciente, amable, a pesar de lo que haga la otra persona.
A continuar firmes en una conducta piadosa sin tener en cuenta si aquellos que nos rodean actúan bien o mal.
Los filipenses están sufriendo oposición externa (Filipenses 1:28) y contiendas internas (Filipenses 4:2), y el consejo aquí es:
“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres".
Lo cual significa:
1- mantengan una actitud piadosa cuando los critiquen, difamen y persigan enemigos externos. "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres" (Romanos 12:17).
2- que todos conozcan que la relación que fluye entre ustedes como hermanos en la congregación es de perdón, humildad, paciencia, misericordia. Que haya una cultura de gracia entre ustedes. Equivocaciones entre ustedes va a haber. Pero venzan las dificultades con el bien. "No sean vencidos de lo malo, sino venzan con el bien el mal" (Romanos 12:21).
Podemos llegar a pensar: "Pero eso no está bien, yo tengo que ponerlo en su lugar. Si yo sigo actuando bien cuando él actúa mal conmigo, va a pensar que se sale con la suya. ¿No debería yo como cristiano hacer justicia?".
Pero el versículo agrega: “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. EL SEÑOR ESTÁ CERCA”.
A lo que se refiere el apóstol Pablo, es a que nuestra parte es mantener una actitud paciente, humilde, amable, llena de perdón, más allá de la actitud de la otra persona.
Confiando de que si en algo se debe hacer justicia, si sufrimos en manos de otros injustamente, el Señor perfectamente justo que sí puede llevar el juicio en santidad, pronto volverá a poner todas las cosas en orden.
Romanos 12:19 explica: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor".
Cuando nosotros dejamos que nuestro corazón tome sentimientos de hacer justicia con nuestras propias manos; la amargura, el enojo, el resentimiento y el orgullo nos dañan, ahogando toda paz. El peor daño que nos hizo la otra persona, no fue el hecho en sí. Sino un daño que permitimos nosotros: lo sucedido contaminó nuestros corazones (Proverbios 4:23).
"El Señor (que) está cerca", es el único que puede llevar toda causa de injusticia en su corazón, y aún guardar completa santidad en su corazón.
No dejes que tu corazón pierda esa hermosa "paz que sobrepasa todo entendimiento" (Filipenses 4:7). Deja las injusticias que abundan en este mundo en las manos de Aquel que viene pronto. Y tú sigue actuando conforme a cómo te mandó tu Señor. "De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien" (1 Pedro 4:19).
Como aquel creyente que iba caminando con su amigo, y de pronto cruza a cierto hombre.
El creyente al ver a este hombre lo saluda con toda amabilidad. Pero la respuesta fue seca y casi nula.
Al suceder esto, su amigo sorprendido le dice: "¿Por qué siempre saludas bien a esta persona, si cada vez que lo vemos te saluda con desprecio? No lo entiendo".
A lo que el creyente, con mucha paz en su corazón, respondió: "¿Por qué voy a dejar que él decida por mí, como me voy a comportar yo?"
Decide mantener tu corazón en paz. Persevera en una conducta de paz.
Luis Rodas
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