¿Exageró Jesús al detener la tempestad y luego decirle a aquellos discípulos llenos de miedo y con la boca abierta “¿Por qué estáis así amedrentados?”
¿Estaría Jesús sorprendido de que la tempestad se detenga por su palabra?
Jesús estaba en el principio y es el principio:
Colosenses 1:15-18 "El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia".
Jesús no solo estaba en el principio sino que “es el principio” (Apocalipsis 3:14).
Por medio de él que es el Verbo, la Palabra, fue hecho el Universo (Génesis 1:1).
Jesús estaba al principio creándolo todo con Su padre (Génesis 1:26).
Por medio de Jesús fue creado y ordenado todo.
Hasta el tercer día de la creación las aguas recorrían toda la tierra libremente, pero en el tercer día Dios le pone orden:
Génesis 1:9,10 "Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno".
John MacArthur llama a esto un “convulsión cataclísmica” (“Biblia de Estudio”. Pag. 16).
Cuando Dios confronta el orgullo de Job le hace algunas preguntas sobre aquel tercer día de la creación: Job 38:8-11 "¿Quién encerró con puertas el mar,
Cuando se derramaba saliéndose de su seno,
Cuando puse yo nubes por vestidura suya,
Y por su faja oscuridad,
Y establecí sobre él mi decreto,
Le puse puertas y cerrojo,
Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante,
Y ahí parará el orgullo de tus olas?"
Y los Salmos explican que aquel día, en esa “convulsión cataclísmica” (John MacArthur) “subieron los montes” y “descendieron los valles”:
Salmo 104:5-9 "El fundó la tierra sobre sus cimientos;
No será jamás removida.
Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
Sobre los montes estaban las aguas.
A tu reprensión huyeron;
Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes, descendieron los valles,
Al lugar que tú les fundaste.
Les pusiste término, el cual no traspasarán,
Ni volverán a cubrir la tierra".
Así “a lo seco llamó Tierra” y “a la reunión de las aguas llamó Mares” (Génesis 1:10).
La razón por la que los mares no inundan la tierra es porque Dios se lo ordenó. ¿Los mares simplemente le obedecen?
Es como aquel día donde no solo calma la tempestad sino que camina sobre el agua. Los discípulos estaban temblando. Pero para Jesús esto era normal:
Mateo 14:22-32 "En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento".
Marcos 6:51 dice que los discípulos al ver esto “se asombraron en gran manera”.
¿Será sorpresa para él?
Para este Jesús que es “el principio de toda la creación”. Para este Jesús que creó los mares de la nada. Para este Jesús que produjo esta “convulsión cataclismica” hundiendo partes de la tierra y elevando otras, poniendo limite a todos los mares del planeta, ¿será sorpresa hacer callar a una tormenta en este mar pequeñito?
El que creó los mares, Jesús, entre dormido y despierto dice: “Calla, enmudece” y al instante todo se calma.
Pero para los discípulos esta tempestad era la catástrofe de la historia. Digna de que Jesús se desespere.
¿Cuántas tempestades enfrentamos y nos parecen el cataclismo de todos los mares? Y no nos damos cuenta de que apenas se trata del lago de Genesaret y con nosotros está aquel que con su palabra le puso límite a todas las aguas de la tierra. Dios Omnipotente que ordena y todo le obedece.
Los discípulos de Jesús pasan de la desesperación al asombro absoluto: “¿Quien es este, que aun el viento y el mar le obedecen?”
Jesús también estaba sorprendido. El dice: “¿Por qué estáis así amedrentados?"
Es como si un bebé pudiera hablar al apenas nacer y al ver a su padre salir caminando abre los ojos, se queda con la boca abierta y balbucea asombrado: “Uhhhhh... es glorioso.... increíble.... mi padre es inexplicable... PUEDE CAMINAR”.
El padre se daría la vuelta y diría: “Je... hijo es normal... soy un ser humano, los humanos caminan”.
Así Jesús no le sorprende que ante su palabra se calma la tempestad. Más bien lo sorprende que para ellos esto era algo que no esperaban que sucediera....
Es como si Jesús los mirara sorprendido y les dijera: “Je... hombres es normal... soy Dios, Dios calma cualquier tipo de tempestad”.
“Je... hombres es normal... soy Dios, Dios puede caminar sobre las aguas todos los días”.
Es algo maravilloso ver a Jesús a lo largo de su vida mantener la templanza. Pasara lo que pasara él seguía en plena calma.
¿La clave?: Dios está al control.
Lo seguía una multitud y lo quería hacer rey (Juan 6:15), él mantenía su templanza.
Unos pocos versículos después la multitud lo abandonaba (Juan 6:66), él mantenía su templanza.
Una multitud gritaba “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mateo 21:9), él mantenía su templanza.
Unos pocos días después la misma multitud gritaba: “¡Sea crucificado!” (Mateo 27:23), él mantenía su templanza.
Pablo, preso en Roma, a punto de morir, dice algo clave: “yo sé a quien he creído” (2 Timoteo 1:12).
¿Nosotros sabemos en quien hemos creído?
Luis Rodas
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