Jesús: el Rey del universo viniendo a una bolita sucia - 1 parte



Les voy a contar algo que leí alguna vez de J.B. Phillips:
“Un ángel veterano le muestra a otro más joven e inexperto la grandeza y hermosura del Universo. Ven galaxias en constante rotación y soles incandescentes, y luego atraviesan las distancias infinitas del espacio hasta que penetran en una galaxia de quinientos millones de estrellas.
Al acercarse los dos a la estrella que llamamos nuestro sol y a los planetas que lo circundan, el ángel veterano señala con el dedo una esfera pequeña y bastante insignificante que da vueltas lentas alrededor de su eje. Le pareció al ángel joven tan opaca como una bola sucia de tenis, llena como estaba su imaginación con el tamaño y esplendor de lo que había visto. ‘Quiero que mires sobre todo a esa’ , dijo el ángel veterano señalando con el dedo. ‘Bueno, me parece muy pequeña y más bien sucia’, dijo el ángel joven. ¿Qué tiene de especial?’”
El ángel veterano le contó que “este planeta, pequeño e insignificante y no demasiado limpio, era el famoso planeta visitado.
‘¿Quieres decir que nuestro gran y glorioso Príncipe descendió en persona a esa bolita de quinta categoría? ¿Por qué haría algo semejante?’, preguntó el ángel joven. Su rostro se contrajo disgustado.
‘¿Quieres decirme’, continuó, ‘que se rebajó tanto hasta convertirse en una de esas criaturas que hormiguean y se arrastran en esa bola flotante?’
‘Así es, y no creo que a Él le gustaría que las llames 'criaturas que hormiguean y se arrastran' en ese tono de voz. Porque, por raro que nos parezca, las ama. Bajó a visitarlas para elevarlas y para que fueran como Él’.
El rostro del ángel joven mostraba perplejidad. Esa clase de pensamiento le resultaba incomprensible” (Citado en “El Jesús que nunca conocí” - Philip Yancey).

Por supuesto esta historia es algo totalmente imaginario, pero nos puede servir como ilustración.
El Rey del Universo viniendo a una bola sucia. Una bola sucia e insignificante compara, tan solo, con la inmensidad del Universo.

Extraño ¿no?
Tan extraño como una de las primeras cosas que hace Jesús al poco tiempo de llamar a sus primeros discípulos.
Este Rey del Universo, Dios indescriptible, viene a esta bola sucia llamada “planeta tierra”, y deja todas las ocupaciones galácticas y universales, las tremendas y complejas funciones como director del Cosmos... Decisiones, mandatos... todo queda a un lado por un momento... EL... aquel por “cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten” (Hebreos 2:10), se toma un tiempo para ir a comer algo a la casa de Pedro y de Andrés. ¿Qué había de tanta importancia allí para que el que “es antes de todas las cosas” (Colosenses 1:17) lo deje todo para después y vaya?

Alguien podría pensar que se trata de alguna reunión privada y selecta con los máximos emperadores, reyes, magnates, revolucionarios conflictivos y líderes religiosos de su época.
Tal vez una conferencia en busca de la paz del planeta.
El dueño del Universo dirá las palabras que nadie supo decir jamás y tomar las decisiones con precisión milimétrica para que se terminen las guerras, hambrunas y demás desastres terrenales.

¿Será así?
NO. El Rey del Universo tiene otros planes para esa tarde. Lo deja todo a un costado y allí va: Marcos 1:29-31 "Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. 
Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. 
Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía".

Allí no dice si su fiebre era caso de vida o muerte, o si era un pequeño malestar.
Pero allí va el que pronto “regirá con vara de hierro a todas las naciones” (Apocalipsis 12:5).
El Gran Presidente del Universo.
Y hablando de presidentes.

Cuantas veces los presidentes cuando están en tiempo de elecciones van rodeados de gente de seguridad, periodistas y canales de televisión, a un barrio carenciado supuestamente para ver la situación de su pueblo y buscar comprenderlo e identificarse con él.
El caminará por las calles con cara de preocupación, saludará a todos con sonrisa de publicidad y besará bebes con cara tierna.
Luego que la publicidad esté hecha saldrá a toda velocidad para bañarse, cambiarse de ropa y quemarla, y tratar de olvidarse el asco que le produjo andar por esos lugares.
Pero la gente año tras año les vuelve a creer como si todo ese show fuera verdad.
Ellos piensan “a este presidente si le interesa mi situación. El sí busca identificarse con nosotros”.

Jesús, no fue así. Jesús no estuvo un ratito mientras las cámaras de televisión filmaban.
Jesús, dejó a un lado TODO, y se hizo uno de nosotros. El “sufrió nuestros dolores” (Isaías 53:4), fue “semejante en todo a sus hermanos” (Hebreos 2:17), tomó “semejanza de carne de pecado” (Romanos 8:3).
El, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3), hace todo a un lado y visita a una mujer con fiebre.
El tuvo tiempo para eso.
¡Qué glorioso! ¡Sublime!
Y ¡qué ejemplo!
La “imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15), Jesús, pudo tomarse tiempo para una pobre mujer, pero a nosotros muchas veces nos cuesta tomarnos tiempo de amor y atención con nuestros hijos.
El “heredero de todo” (Hebreos 1:2), Cristo Jesús, pasa la tarde en casa de Pedro y Andrés, pero nosotros muchas veces esquivamos “perder el tiempo” en la casa de aquel que no nos puede recompensar en absoluto: el don nadie, el patito feo.

Lucas 14:7-14 "Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles: 
Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar. 
Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 
Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos".


Luis Rodas


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