¡La vida del cristiano es un milagro!
Comienza como un milagro: estábamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1) y Dios "nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:5).
Nos llamó siendo “lo necio del mundo, lo débil del mundo, lo vil del mundo y lo que no es” (1 Corintios 1:27,28) pero ahora nos puso como “sal y luz del mundo” (Mateo 5:13-16), “nación santa” (1 Pedro 2:9), “hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa" (Filipenses 2:15).
¡La vida del cristiano es un milagro!.
¡Toda su vida!.
¡No sólo cuando comienza, sino aún su misión en este mundo, ES UN MILAGRO!.
El cristiano es llamado a cosas muy altas. Por esto Filipenses 3:14 habla del “supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Hebreos 3:1 nos define como “hermanos santos, participantes del llamamiento celestial”.
Hay muy poco de “normal" en la vida del cristiano más allá de sus errores, debilidades y fracasos que son normales en seres con una naturaleza como la nuestra. ¡Fuera de esto hay muy poco de normal en la salvación, vida, misión, muerte y resurrección de un cristiano!.
¡La vida de un hijo de Dios es una vida imposible para el hombre!. Ni más ni menos.
La distancia que hay entre nuestra capacidad como seres humanos y la vida a la que somos llamados es infinita.
¡NO podemos!.
Hablando de esto Jesús dijo: “Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Y refiriéndose a esto Romanos 3:12 nos llama “inútiles".
La vida del cristiano no es difícil. ¡NO!.
¡Es imposible si lo único que tenemos es nuestra capacidad humana!
El ministerio de un cristiano no es difícil. ¡NO!.
¡Es imposible si lo único que tenemos es nuestra capacidad humana!
El llevar a cabo una Iglesia no es difícil. ¡NO!.
¡Es imposible si lo único que tenemos es nuestra capacidad humana!.
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