Mente de redención




El profeta Habacuc escribió su libro en el tiempo en que Israel estaba a punto de caer en exilio. El ya veía el desastre del exilio que vendría.
Pero Habacuc está determinado a no tener una mente de exilio. El ve la realidad, pero se niega a que el exilio entre en su forma de pensar. Es como si dijera: “Sí, estoy en un pueblo en exilio. Pero yo no pertenezco aquí. Dios me va a rescatar”.
Él escribe: “Aunque la higuera no florezca, 
Ni en las vides haya frutos, 
aunque falte el producto del olivo, 
y los labrados no den mantenimiento, 
y las ovejas sean quitadas de la majada, 
y no haya vacas en los corrales; 
con todo, yo me alegraré en Jehová, 
y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:17,18).

El enemigo te quiere con una mente de exilio sin salida. “Siempre vas a estar así”. “Nadie salió ni saldrá”. “No seas fantasioso, no hay otra cosa”. “Esto es todo”. “El exilio es tu habitat. Tú eres de aquí”. “Esto es lo normal. Simplemente acostúmbrate. Resígnate”.
Y mientras él logre mantenerte con una mente de exilio, vas a seguir haciendo cosas, pero sin esperar llegar a ningún lado, sin esperar ningún gran resultado. En tu mente está escrito: “Todo será igual. ¿No ves que lo has intentado y no hay salida?”.
Es la mente de esclavo, de “otros quizás puedan, pero yo no”. Mente de exilio sin salida.
Pero, ¿puedes confiar que Dios es tu Rescatador y que aún hay muchas conquistas por delante?
¿Puedes rebelarte a la mente de exilio sin salida y repetirte cada vez que el enemigo viene a desanimarte: “Dios es mi Rescatador, decido tener una mente de redención. De fe, de gozo y alegría de lo que Dios hará”.
Dios no hará esto por ti.
Si tú dejas que el enemigo te mantenga en una mente de exilio sin salida, así quedarás.

¡Determínate a pelear! ¡A confiar! A predicarte la Palabra de Dios a cada segundo, hasta que la mente de redención sea tu mente!


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