PAZ ABSOLUTA EN UNA CONCIENCIA TRANQUILA - Primero pensamientos del día

PAZ ABSOLUTA EN UNA CONCIENCIA TRANQUILA

“En paz me acostaré,

y asimismo dormiré"

(Salmo 4:8)

Es muy probable, debido a las enormes similitudes, que este salmo 4 haya sido escrito en las mismas circunstancias que el salmo 3: “Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo” (título del salmo 3).

David estaba sufriendo las consecuencias que Dios había determinado por su pecado de adulterio y asesinato: no se apartaría jamás la espada de su casa (2 Samuel 12:10).

Por lo que, la paz de David que leímos recién en el verso 8, no provenía de considerarse una persona perfecta que jamás se equivocó. Mas bien todo lo contrario (Salmo 51).

Pero, para el momento de escribir estos dos salmos, ya David había encontrado redención en Dios.

Por esto, este salmo parece contener una paradoja: David cometió errores, pero él escribe con toda firmeza: “Jehová ha escogido al piadoso para sí” (verso 3).

¿Por qué?

¿No recuerda sus propios errores?

Sí los recuerda. Pero él tiene completa paz de su situación actual ante Dios (Salmo 32:1,2).

Es verdad, él cometió errores. Pero él no vive en el error como sus enemigos (verso 2).

Sí, es verdad, cometió errores, pero también Dios sabe que es verdad que lo que dicen sus acusadores que hizo, no lo hizo. Por esto llama al Señor “Dios de mi justicia” (verso 1).

Esta paz absoluta le proporciona algo que sus enemigos NO pueden quitarle NI pueden poseer:

  - “alegría (en su) corazón" de un valor más excelente que la de aquellos que piensan que a pesar de estar llenos de odio las cosas les van bien (verso 7)

  - dormir con una conciencia tranquila: “en paz me acostaré, y asimismo dormiré” (verso 8).

Estas dos cosas son imposibles para los que se ahogan en el rencor y odio. Sus mentes perturbadas descargan su amargura frente a todos los que los sufren diariamente.

Pero ¡que sublime y profunda paz la de David y aquellos como David!.

Como cuando el hermano de Nicholas Ridley (1500-1555) se ofreció a pasar la noche con él antes de su martirio, pero Nicholas Ridley rechazó el ofrecimiento, diciendo que “quería acostarse y dormir tan confiado como lo había hecho toda su vida” (citado por P. Bennett Power).

.

Luis Rodas