TURBACIÓN EN EL CORAZÓN CONTAMINADO
“Temblad y no pequéis;
meditad en vuestro corazón
estando en vuestra cama, y
callad"
(Salmo 4:4)
Como dijimos en el devocional de ayer, en este salmo 4 encontramos a David siendo perseguido y difamado por sus enemigos (verso 2).
Pero él les hace una gran advertencia. Y esa advertencia es genuina hasta el día de hoy.
Hay personas que creen que pueden llenarse de odio y rencor, y actuar impíamente contra otros, y aún así salir impunes. Pero David afirma bajo la inspiración del Espíritu Santo en este salmo:
“Jehová ha escogido al piadoso para sí” (verso 3).
Lo que David está diciendo es que puedes hacerle daño a un creyente (Hechos 7:54-60), pero no puedes esconder delante de Dios las motivaciones en tu corazón para esto.
El Salmo 44:21 declara: “EL conoce los secretos del corazón”.
Puedes engañarte tú mismo en cuanto a las razones por las que luchas contra alguien, pero no puedes engañar a Dios. Y EL no apoyará tu causa a menos que los impulsos de tu corazón sean genuinamente piadosos. “Jehová ha escogido al piadoso para sí” (verso 3).
Cuan fácil es para el corazón turbio confundir odio con celo santo, defensa de la fe con altivez, sed de venganza con amor a la verdad.
Por tanto, la enorme y útil advertencia de los cielos, es:
“Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad” (verso 4).
La pregunta es:
¿Qué impulsa tu corazón? ¿Orgullo, odio, venganza, resentimiento?
¿Qué se puede ver en ti al escucharte hablar?
Charles Spurgeon escribió: “Qué rápidamente da evidencia la lengua del carácter”.
Socrates le dijo una vez a un joven: “Habla, que pueda verte”.
Nada define tan claramente a una persona como lo hace su propia boca.
Tiembla, examina tu corazón, busca la paz. Lo que haya en tu corazón, ¡eso serás delante de Dios!
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