¿Eres simplemente la voz de uno?

"Yo soy la voz de uno que clama en el desierto" (Juan 1:23).

En pleno auge de su ministerio, cuando "salían" a verlo en el desierto "toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén" (Marcos 1:5), le preguntaban a Juan el Bautista una definición de sí mismo.
Lucas 3:15 dice: "El pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo" (Juan 1:19).
Sacerdotes y levitas le preguntaban "¿Tú, quien eres?". Y otros: "¿Eres tú Elías?… ¿Eres tú el profeta?" (Juan 1:20)

¿Qué hace Juan el Bautista?
¿Cómo se describe así mismo?
El responde: "Soy la voz de uno que clama".
Nada de grandes presentaciones, títulos, explicaciones y luces. El se define como sólo "la voz de uno" que anuncia al que sí es digno de atención.
Cuántas veces somos justo lo contrario a esto.

¿En este momento estamos concentrados en cómo señalar a Cristo o en reclamar nuestros derechos y en exigir que nos traten a nuestro gusto?
¿Nuestra primordial intención es que nuestras esposas/os amen a Cristo o que nos hagan sentir mejor a nosotros?
¿Nuestra primordial intención es que nuestros hijos amen a Cristo?

Cuántas veces he visto padres celosos porque sus hijos tomaban como referente a otra persona y no a ellos, y por esto volverse en contra de la Iglesia que los estaba guiando a Cristo.
¿No muestra esto la actitud contraria a la de Juan el Bautista?
¿Cómo atreverse a perturbar la obra que Dios está haciendo en mis hijos por celos de que esté usando a alguien más?

¿La intención primordial de tus estudios, trabajo o profesión es guiar a otros a Cristo con tu ejemplo, reflejo del Señor y predicación?
¿Consideras que estás donde estás y no en otro lugar principalmente porque Dios ha determinado usarte ahí para beneficio de otros?
¿Hablas de Cristo en el lugar donde Dios te puso aunque esto afecte a la opinión que otros tengan de ti?
¿Te formaste una vida pensando en qué será lo más cómodo para ti? ¿O la mides pensando en qué señalará más claramente a Cristo?
¿Vivimos concentrados en nosotros mismos, caprichos y deseos, o nos consideramos sólo un medio que proclama al Unico digno?


Luis Rodas


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