"El que hace estas cosas, no resbalará jamás"
(Salmo 15:5)
¡Aquí NO dice “el que sabe estas cosas”!. ¡Aquí dice “el que hace estas cosas”!.
Thomas Manton: "A un cristiano se lo conoce más por su vida que por su discurso.
Los hombres llenos de conversaciones ideológicas que no conducen a la práctica, discusiones y altas especulaciones, no son más que sabiondos necios. Como la alondra, que vuela alto, pero cae con mucha facilidad en la red del cazador” (“The Works". Vol 4).
El adolescente espiritual que cree que ya lo sabe todo, imagina que con saber es suficiente, dice: “Si leo estas cosas, permaneceré firme”. Pero este pasaje dice: “el que hace estas cosas".
El perezoso dice: “Si Dios hace estas cosas en mí, permaneceré firme”. Pero este pasaje dice: “el que hace estas cosas".
El tibio dice: “No es necesario que haga estas cosas. Dios entiende como soy, no es necesario que permanezca firme. No hay que ser religioso”. Sin saber que esto no es legalismo. Este pasaje dice: “el que hace estas cosas".
Dios dice en Su Palabra perfecta: “el que hace estas cosas, no resbalará jamás”. Y algo muy similar lo encontramos en 2 Pedro 1:5-10.
Mucha gente se pregunta: “¿Por qué lucho siempre con las mismas cosas?"
"¿Por qué soy tan débil?"
“¿Por qué me arrastra el mundo con tanta facilidad?"
“¿Por qué lucho tanto con los miedos, mi mal carácter, las depresiones, etc?"
“¿Por qué soy tan inconstante?".
Creyentes que anidan tanto veneno en sus corazones como para matar a un caballo. Y siguen haciendo y haciendo tapando su verdadera condición.
Pueden cantar pero no pueden adorar. Pueden leer versículos bíblicos pero no pueden encontrar a Dios en esos versículos bíblicos. Pueden tener matrimonios pero no pueden formar un hogar que da fruto para Dios.
Concentra tu vida en crecer en la gracia (2 Pedro 3:18), en ejercitarte para la piedad (1 Timoteo 4:7), en ser diligente y añadir a tu fe virtud (2 Pedro 1:5), en abundar en estas cosas (2 Pedro 1:8).
Jesús dijo con toda claridad: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:17).
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