LA PROPAGANDA CONTRA NUESTROS HIJOS. Primero pensamientos del día.


“¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho:
Tú no lo inquirirás"
(Salmo 10:13)

Las películas infantiles (principalmente las de Disney y sus otros centros de formación de pensamiento) parece que han decidido repetir el mismo mensaje hasta hipnotizar a la humanidad.
Con pocas excepciones, cada de una de ellas es una repetición de las mismas ideas y argumentos (por supuesto variando personajes y pormenores), al mejor estilo Goebbels y su “Propaganda".
En muchos casos, en los primeros 3 minutos de la película ya sabes que se tratará del recordatorio número 3.987.483:
tus padres son unos anticuados y no saben nada.
tus padres junto a otros seres pre-históricos (como los CRISTIANOS por ejemplo), quieren cortar tu libertad porque ellos le tienen miedo a la libertad.
tú puedes hacer lo que quieras. Y cuando digo lo que quieras, me refiero a…. LO QUE QUIERAS… ¡Vive como quieras sin rendirle cuentas a nadie (y cuando digo “a nadie"... está incluido ya sabes quien ¿no?).
No existe el bien y el mal. Decir que alguien es pecador es similar a ser un terrorista. Sólo existen las diferencias… Y…. ¡VIVA LA DIFERENCIA!

Se trata de un ataque directo contra Dios, Su autoridad y todo lo establecido por EL. Un ataque frontal hecho artificiosamente. Ya no con imágenes subliminales que la conciencia no logra captar. Sino con 2 horas de predicación decidida en las mentes de los más pequeños e indefensos.
Haciendo alusión a la reciente película de Disney, “Zootopia”, un comentarista secular de cine, escribió gustosamente que las “historias (de esta empresa) están cargadas de comentarios sociales y psicológicos”. Para concluir finalmente: “la cuestión (de este film) es que el ADN no nos define, sino que todo se basa en el deseo propio de ser como uno quiere ser, y es un mensaje más que pertinente para los chicos de hoy” (Cinefiloz: http://cinefiloz.paraguay.com/resena-zootopia/).

Claro, el gran tema en cuestión es: ¿a qué se refieren con "el deseo propio de ser como uno quiere ser”?

El Salmo 10 fue escrito por un hombre piadoso frente a una sociedad en plena rebelión contra Dios. Una sociedad arrogante que persigue a los más pequeños con "artificios” (verso 2), “engaños, fraude y maldad” (verso 7). Trabajando “en oculto” (verso 9), “en escondrijos” para dañar las mentes del “inocente” (verso 8). Así “caen en sus fuertes garras muchos desdichados” (verso 10).
Sociedad que “desprecia a Jehová” (verso 3) y “por la altivez de su rostro, no busca a Dios; (y) no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” (verso 4).
Sociedad que dice luchar por un mundo mejor, y con esto trabaja día a día para construir su “Zootopia" sin Dios y sin cargos de conciencia alguno, diciendo: “No seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio. Dios ha olvidado… nunca lo verá” (versos 6 y 11).

Oh Dios… clamamos como el Salmista: “persigue la maldad… a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra” (versos 17,18).
Lo más profundo de nuestro ser clama la oración que nos enseñó nuestro Señor:
“Venga tu reino” (Mateo 6:10).





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