“¿Qué ha de hacer el justo?”
(Salmo 11:3)
Muchas veces parece que no tiene sentido actuar como Dios nos manda en Su Palabra.
A pesar de nuestra insistencia de querer actuar como es debido, muchas veces sufrimos oposición y/o derrotas (Malaquías 3:13-15).
En este salmo David recibe palabras como dardos envenenados: "No tiene sentido que actúes como a Dios le agrada. Todo se está viniendo abajo. Dios no te está ayudando. Hagamos lo que haya que hacer sin importar si le agrada a Dios o no".
Le dicen:
"Si fueren destruidos los fundamentos,
¿Qué ha de hacer el justo?" (11:3).
En otras palabras: "tú sigues siendo justo, pero todo se está viniendo abajo".
Esto es similar al consejo que le dio su esposa a Job. En el momento de la adversidad, le dijo: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete" (Job 2:9).
Cuando vemos que todo se nos viene encima, muchas veces el pensamiento es: "¿De qué sirve buscar agradar a Dios? Voy a vivir como todo el mundo. Al fin de cuentas es lo mismo".
Pero David responde que no es lo mismo:
- Dios está viendo:
"Sus ojos ven" (11:4)
- más allá de que no actuó aún porque está trabajando en nuestra vida:
"Jehová prueba al justo" (11:5).
Al impío lo deja como "bastardo" (Hebreos 12:8). Pero a sus hijos que quieren vivir en justicia los "disciplina para lo que les es provechoso" (Hebreos 12:10).
¡Sí hay una diferencia muy grande entre el impío y el justo (11:5,6)!
- Hay una gran diferencia porque, más allá de las adversidades que Dios permite para nuestro provecho, "Jehová (mismo) es Justo, y ama la justica" (11:7).
- La diferencia será eterna:
"El hombre recto mirará su rostro" (11:7), mientras que "sobre los malos hará llover calamidades" (11:6).
Por lo que a la gran pregunta del principio hay una gran respuesta:
“¿Qué ha de hacer el justo?”
(Salmo 11:3)
Seguir buscando lo que agrada a Dios.
Dios hará lo que nosotros no podamos hacer con respecto a las circunstancias.
No te dejes desanimar. Detrás del desánimo viene el pecado.
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