“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz” (Juan 3:19).
En el centro de la naturaleza del hombre hay un amor fundamental: ama las tinieblas.
Y hoy en día, como dijimos en el devocional de ayer, estamos viviendo días de oscuridad moral que se va alzando como nunca vimos.
¿Cuál es la respuesta de la Iglesia?
Está claro que una Iglesia adormecida, que ama su comodidad por encima de su fidelidad, y juega al cristianismo renovando su idolatría cada año con los nuevos ídolos de moda que les hacen pensar que ahora sí están en la verdad, mientras siguen viviendo la misma apatía de siempre…. está claro… que no es la respuesta a estos días de oscuridad.
Prestemos atención a las palabras de Leonard Ravenhill:
"Estamos desnudos y no nos damos cuenta de ello; somos ricos (nunca había tenido la iglesia mejores equipos que ahora), pero somos pobres. No tenemos necesidad de ninguna cosa (y, sin embargo, nos faltan casi todas las cosas que caracterizaron a la iglesia apostólica).
¿Puede EL estar 'en medio de nosotros' mientras nosotros mostramos sin ninguna vergüenza nuestra desnudez espiritual?
¿No veremos ningún Moisés moderno?
¿Tenemos que permitir que esta generación permanezca en la esclavitud moral, estando nosotros sentados indolentemente sin hacer nada?
¿Tenemos que ser meros espectadores de esta tremenda cabalgata en la cual Lucifer lleva encadenados a su carro infernal a tantas almas por el camino ancho de la oscuridad eterna?
Necesitamos volver a descubrir el secreto de aquellos benditos hombres de quien dice la Palabra de Dios: 'Ganaron reinos, cerraron bocas de leones'.
Para este día de ruina, nuestro pálido, enfermo y paralizado Protestantismo necesita ser llenado de Dios y guiado por hombres de Dios. Se necesitan profetas del Señor"
("Revival").
Luis Rodas
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